East Harlem, 1960. Foto de Shawn W. Walker
Colson Whitehead es un novelista norteamericano que ha demostrado en novelas anteriores, dos de las cuales fueron galardonadas con el premio Pulitzer como la historia del esclavo fugitivo en «El ferrocarril subterráneo» y «Los chicos de la Nickel”, una historia de jóvenes encerrados en un sombrío reformatorio, su habilidad narrativa.
Su última novela policiaca traducida al español es «Harlem Shuffle» es una historia ambientada en el Harlem de los años sesenta y sus nocturnidades. La noche permite a los gángsteres con nombres como Pepper, Chink Montague y Miami Joe y que forman una extensa, aunque peligrosa, familia, trabajar mejor.
El retrato que hace Whitehead de un Harlem veraniego está muy conseguida. Whitehead presenta un barrio de hombres en camiseta que beben cerveza en la entrada de sus casas o de tristes restaurantes chinos, o y donde mucha gente vive de diversos trabajos como la venta de muebles, joyas, la reparación de aparatos electrónicos o los pequeños robos.

Colson Whitehead
Ray Carney, el protagonista, es un comerciante de muebles de segunda mano que ejerce de perista. Por una módica suma lleva el televisor, la radio o lo que otros hallan robado a un respetable comerciante del centro. En algunas de las mejores partes del libro, escritas desde una perspectiva cercana en tercera persona, Carney asegura que él sólo facilitaba el intercambio de objetos robados y que, le gusta transformar esos bienes mal habidos en mercancía legal, como si se hubiera conectado a un enchufe, aunque es él quien los controla y no al revés. Sin embargo, Carney acaba convirtiéndose en cómplice de un gran atraco contra su voluntad, y su vida y la imagen que tiene de sí mismo cambia.
«El ritmo de Harlem» se estructura como una miniserie de tres partes ambientada en 1959, 1961 y 1964. A medida que avanza, las rebeliones contra los disparos de la policía sacuden Harlem; los viejos gánsteres dan paso a una nueva raza de matones «impulsivos, salvajes, siempre traviesos»; y «el Junkie Shake, ese nuevo baile», se convierte en «toda una moda». El sabor de cada episodio varía ligeramente, pero están unidos por Carney y su primo Freddie, que sobrevive de diversos trabajos ilegales y que siempre arrastra a Carney a planes arriesgados en contra de su voluntad.
El atraco, que ocupa la primera parte del libro, está muy bien contado por sus participantes y su omnisciente autor. El objetivo es el mítico Hotel Theresa, el cuartel general del mundo negro en decadencia, un microcosmos de Harlem. Cada persona atrapada en el atraco está etiquetada con una biografía flexible, mientras la prosa de Whitehead se tensa y cobra alegría.

East Harlem, 1960. Foto de Shawn W. Walker
Si el primer episodio es el retrato de un delincuente reticente, en el segundo Carney es un hombre de familia satisfecho, que asciende en el mundo, y se siente más a gusto siendo un perista. También le duele haber sido estafado en 500 dólares por un sórdido banquero de Harlem.
Carney urde una elaborada venganza contra el banquero. Al igual que el atraco, sin embargo, esta venganza sale a la perfección, con pocas consecuencias para Carney y el libro pierde un poco de tensión narrativa con un retrato algo idílico de una esposa de Carney angelical, y criminales libres de misoginia o violencia sexual, mientras las drogas, la delincuencia violenta de la infancia de Carney queda difuminada.
El tercer episodio se centra en otro crimen del que Carney es cómplice involuntario, con repercusiones potencialmente mortales para las personas a las que ama. Y la historia de Carney, que se había vuelto algo insulsa, recobra vida e interés, para dejarnos un buen sabor de boca.