Nicolas Trudgian


Matías Stiep (29, años) es un joven escritor de Cipolletti, Río Negro que ha obtenido numerosas distinciones y premios que lo han catapultado a nivel nacional como una las promesas de la nueva generación literaria de Argentina. En virtud de haber obtenido el Primer Premio del Fondo Editorial Rionegrino en la categoría Novela con su obra “Yo el pájaro y el cielo” de temática bélica, participó en la última Feria Internacional del Libro en Frankfurt.



 ¿Por qué escribís? Podes vivir sin hacerlo?
Escribo por imperativo categórico. A esta altura debe haber también algún mandato fisiológico, glandular; porque no escribir significa una cosquilla amarga que crece incansable, un ruido de trastos en el oído y la consciencia. Un síndrome de abstinencia, digamos. Ignoro si podría vivir sin escribir. Tampoco quiero averiguarlo.
  
¿Te enamora este oficio o es muchas veces una pesada carga que hay que descargar como un hombre carga bolsas en un puerto?
El oficio es duro. El mundo cotidiano y sus rutinas conspiran. Tironeado y siempre corriendo, uno debe volverse un hurtador de tiempos, exprimir restos de energías, elucubrar sus hechizos entre el tráfico y la gente amontonada. Una vez enfrentado a la hoja, ya inmerso en esa estepa, viene la inevitable lidia con recuerdos y demonios. Sí, es un oficio difícil, ingrato, pero también una compulsión. Una sed. Y la sed necesita ser calmada. De lo contrario, sólo queda la infelicidad.    
¿Qué escritores han sembrado tu palabra? ¿Qué libro recordás que te haya impresionado más que otros?
Muchos, de cada uno trato de sacar algo. Los que más me impactaron, por diferentes causas, son Onetti, Faulkner, Yourcenar, Soriano, Dalmiro Sáenz…¡tantos! El primer título que se me viene a la mente con tu pregunta es La vida breve (Juan Carlos Onetti). Un libro abrumador.

Tullio Cralli, 1939

Recientemente tu novela “Yo el pájaro y el cielo” obtuvo el Primer Premio de Novela del Fondo Editorial Rionegrino ¿Qué estabas haciendo en el momento en que te lo comunicaron? ¿Qué fue lo primero que se te vino a la cabeza?
Estaba en el trabajo y me sorprendieron vía telefónica. En el primer momento te atropella un torbellino: tu gente querida, los meses inhóspitos que demandó la escritura, las sucesivas y brutales correcciones, y un etcétera desordenado, frenético, delirante. Después empezás a descender otra vez al nivel del mar y a recordar que sólo es un paso más.
      ¿Cómo hiciste la novela? ¿Cómo se te ocurrió escribirla? ¿Qué te inspiró?
Bueno, desde chico tuve interés por la aviación. Aunado a eso, creo que muchos de los aviadores de la Primera Guerra representaron los últimos remanentes de la caballería medieval, y varios de ellos son perfectamente “novelables”. Tal era el caso de Richthofen. La escribí en el primer semestre de 2008. Para entonces, la idea de abordar su historia (con ciertas libertades, claro, no es una novela rigurosamente histórica) me rondaba desde años atrás. Pero fue en aquel momento cuando me di cuenta de que la cocción por fin estaba lista. Entonces me lancé a la aventura loca de empezar y terminar una novela por primera vez en mi vida. En cuanto a la inspiración, recuerdo que Fitzgerald decía “denme un héroe y les escribiré una tragedia”. Antes que un relato de sus hazañas bélicas me interesó el trasfondo, enfocar al humano que respira y sufre debajo del héroe marmóreo. La manera en que un muchacho, atrapado sin salida en un contexto histórico de masacre, se enfrenta a los enemigos de su país pero especialmente a sus propios demonios, a las aspiraciones y expectativas de propios y extraños, a la disyuntiva de honrar o no un dogma como lo era el cumplimiento del deber, hasta qué punto, a qué precio.

   
Hugo Pratt
            
Tu novela anterior Estrellas Blancas giró en torno a la Guerra de Malvinas ¿qué es lo que atrapa de la temática bélica? ¿Retratar al hombre? ¿Sus miserias? ¿La irracionalidad de la guerra? ¿Qué es lo que intentas desentrañar con estos temas?
Creo que la guerra es la expresión más organizada de ese impulso tan propio de la especie humana que es la autodestrucción. En esos momentos, pero no sólo en esos momentos, emerge la desnudez más patente y por lo general más patética del hombre. Además, siendo la criatura más poderosa en términos mentales, es curioso como se desprende de esa cualidad al momento de arrasarse a los otros y a sí mismo, mientras que hasta un rato antes puso todo su intelecto al servicio de ese fin. Me resulta interesante el retrato de esas situaciones. Por otro lado, también es un desafío para el escritor recrear esos mundos devastados, porque salvo excepciones (Hemingway, por caso) no son cosas que uno haya conocido ni experimentado sensorial o vivencialmente.  
    
     
Si tuvieras que definirte como escritor en que línea te ubicarías, cercano al realismo, a la novela histórica, a los escritores con un fuerte compromiso social, de denuncia como Rodolfo Walsh, ¿Te encasillarías en un estilo?
Creo que de una forma u otra siempre termino en el realismo. Me parece que la realidad es la fuente más fértil de temas y argumentos que uno puede encontrar. Es cierto eso de que “la realidad supera a la ficción”, máxima que podemos verificar tranquilamente leyendo diarios o mirando noticieros. En cuanto al encasillamiento, realmente no pienso en eso. Escribo sobre los temas que me llaman, que se me encastran en la cabeza y me torturan clamando que los libere en un papel. Alguien dijo “escribo los libros que me gustaría leer” y creo que comulgo con él.

Bruno Munari, 1928
    
     

En “Yo el pájaro y el cielo” uno de los ejes temáticos es el de la obediencia debida y el honor del héroe de guerra y a la vez en Estrellas Blancas ese orgullo del soldado se disuelve en el olvido ¿Qué diferencias o similitudes encontrás entre la historia del Barón Rojo y los soldados de Malvinas?
Ahora que lo preguntás, se me ocurre que ambas situaciones se dieron en los bordes, entre las grietas de países sobre los que se cernía un cambio radical. Prusia, la patria del Barón Rojo, dejó de existir cuando concluyó la Primera Guerra, como consecuencia directa de la derrota alemana. En nuestro caso, Malvinas fue el último estertor de la dictadura, la derrota prácticamente signó su fin y el comienzo de una era nueva, la democrática. Otro país, quizás El Barón Rojo y nuestros veteranos de guerra son extractos de su tiempo y su realidad. Hoy, uno es recordado sólo por sus hazañas de guerra, mientras de este lado los nuestros claman por memoria pero en verdad, me parece, no hay aspiraciones de medallas ni gloria sino que piden el justo respeto que como sociedad les debemos.

  
      

    

¿Con que sueña un escritor? ¿Cuáles son tus expectativas futuras? ¿Estás escribiendo otra novela?
El escritor sueña con vivir por, de y para la literatura. Este es un sueño que excepcionalmente se da por algún misterioso alineamiento de los planetas, y que por lo general debe ser materializado por la fuerza, arrasando todos los aspectos de la vida del escritor que “obstan”. Naturalmente, consumar esas fracturas requieren una difícil conjunción de pasión excesiva y sangre fría. A muchos nos falta uno o ambos ingredientes, y entonces debemos limitarnos a soñar con aquel fenómeno planetario, y pensar las maneras de articular lo mundano con este oficio que disfruta burlándose de las rutinas cotidianas, las horas de descanso, el cansancio post-académico/laboral.   

Matías Stiep (Cipolletti, Argentina, 1981)
www.jardindebolsillo.blogspot.com

                                                                               

Santiago Ocampos
http://elserafodelplata.blogspot.com/