No es fácil comprometerse a escribir un poema cada día a lo largo de un año, publicar un libro cada mes y mantener la calidad literaria de lo escrito. Esto es lo que ha conseguido Lucas Damián Cortiana (Chivilcoy, 1983) , un escritor argentino que colabora con nuestra revista web desde hace cinco años.
Lucas decidió en 2019 intentar escribir un poema por día. En las redes sociales ha utilizado el hashtag #ProyectoLucas365 para evidenciar que el texto de cada jornada no ha superado el límite de veinticuatro horas y ha cumplido el objetivo a corto plazo. A largo plazo es escribir 365 textos y publicar cada mes un libro (publicado en Editorial Sophie) que los agrupe y ordene.
El escritor, poeta, dramaturgo y coordinador del Taller Flotante de Letras y Creación, Daniel Casas Salicone, fue uno de los moderadores de la presentación de los diez libros publicados hasta el momento (correspondientes a los meses enero-octubre). Y esto es lo que dijo Daniel Casas al presentar la obra de Lucas Damián Cortiana:

Lucas Damián Cortiana y Daniel Casas
«Hace algunos años leí un capítulo de un libro, en fotocopia, que se titulaba La obra de arte vanguardista. La problemática de la categoría de obra. El libro se llamaba Teoría de la vanguardia y lo escribió Peter Bürger.
En ese capítulo se define a la obra de arte como la unidad de lo particular y lo general, y me pareció adecuada la idea de esta definición para enmarcar el proyecto Lucas 365, #ProyectoLucas365, para etiquetarnos, para de alguna forma sumarnos al proyecto, y esa forma de avisarnos, tocarnos, cada vez que surgía un poema, cada día. Podría ser una forma de relacionar la obra de Lucas con la praxis vital, lo que lo estaría acercando o relacionando con las vanguardias de principio de siglo pasado, es decir la obra de arte reconducida a la vida, ligada, inspirada por la vida. Podríamos entonces considerar a lo particular en cada libro, y a lo general como el todo, todos los libros. Como forma de allanar un camino rumbo a la hermenéutica, al análisis, como para volver a considerar conceptos que habían sido dejados de lado por las últimas generaciones, como por ejemplo, categoría de obra y generación entre otros.
Sabía, al ser convocado por Lucas, que iba a hacer un poco más de hincapié en la obra que en el libro que me tocó prologar, porque un libro es un libro, bellísimo, pero doce libros es una obra, que reta, echa el guante. Reta al tiempo, y retar al tiempo, a duelo si se quiere, para un lector de Borges, como sé que es Lucas, no es poca cosa, meterse con el tiempo, escribiendo doce libros en un año, un poema por día, es al menos trastocar, movilizar la estructura de esa convención del calendario que nos fue impuesta, trastocar y movilizar en el sentido del pensamiento, porque en realidad, la grilla, esa cuadrícula, mes, año, día de cada semana, no se modifica, lo que se intenta modificar, es, innovando, la acción. Lucas llenó cada cuadradito de cada día de cada mes del calendario, con una acción.
Borges, en su libro Otras Inquisiciones, en el primer capítulo, que se llama La muralla y los libros, habla del emperador Shih Huang Ti, acerca de dos hechos que lo sorprendieron, la construcción de la gran muralla y la quema de todos los libros del imperio. Pero Borges, dice, explica, por qué se sorprende: cualquier príncipe puede erigir fortificaciones o quemar algunos libros, lo que llama la atención de Borges es la escala en que obró Shih Huang Ti, podríamos entonces decir que cualquier escritor puede escribir un poema y hasta editar un libro, pero lo llamativo y digno de análisis es la escala en que obró Lucas.
Por supuesto que hay además otras cuestiones que pueden ser difíciles de igualar, que son las cualidades literarias de cada uno de los libros, y las cualidades personales del autor. Mi opinión sobre las cualidades literarias de Lucas están en el prólogo de Último parto antes del fin, y respecto de las personales, en ese afán de búsqueda por ir hasta la médula de la obra, se me ocurrió utilizar los números del primer y último poema del libro antes mencionado, el que me tocó prologar.
El primer poema, que corresponde al 1° de mayo, lleva el número 121, (siempre me han gustado los números que finalizan en 1 porque dan comienzo a algo), y entonces me encontré buscando el significado de ese número, y descubrí que, en numerología, aquellas personas regidas por el 121, poseen un alto grado de conciencia, aplican una máxima concentración, y son independientes. El número del último poema del libro, que corresponde al 31 de mayo, es el 151, al hacer la misma búsqueda encuentro que además esas personas tienen una energía introspectiva e intuitiva, un gran sentido de la libertad, y aplican a sus proyectos, estudios espirituales y científicos, pero con su propio programa y horario.
Posiblemente haya bastante de verdad en estas cualidades, aplicadas a alguien que escribe un poema por día, y tendrá editados a fin de año, doce libros.