Entre el protagonista de la anterior novela de Joaquín Campos “Últimas esperanzas” y el autor de “Ajuste de cuentas” (Sr. Scott, 2021) hay una continuidad evidente. Ambos sujetos participan de una identidad de propósito, “ser escritor” y comparten vivencias, itinerarios vitales y porqué no decirlo, inclinaciones químicas, los ansiolíticos, alcohólicas (el vino es un compañero fiel), y sexuales, estas algo bizarras. Pero en “Ajuste de cuentas” es Campos, sin la mediación de una ficción y a través de casi quinientas paginas que nos habla el protagonista real que trabaja, bebe y vive. Campos, en cuyo itinerario vital ha conocido media Asia, ha encontrado una mujer china y una hija y padecido experiencias dolorosas como las derivadas de su aventura camboyana, un bagaje que se manifiesta en una fobia notable sobre ciertos aspectos de la vida asiática y en particular sobre el régimen chino.
En cuanto al “ser escritor” como militancia pasa por conseguir editar, obtener la atención de los medios culturales, realizar presentaciones de la obra propia ante audiencias reducidas y vender muy pocos libros. Implica mantenerse al tanto de la actualidad literaria, polemizar con otros escritores… En el mundo literario, como en la mafia, el reconocimiento viene por los otros autores, así como entre mafiosos el reconocimiento de los iguales es una condición para acceder a la plena condición de tal. No basta con escribir.

Joaquín Campos. Foto de David Barreira
“Ajuste de cuentas” es un diario, digamos que un diario extraño puesto que solo tiene dos fechas, la del once de octubre de 2017, fecha de la proclamación de la República catalana, un hecho que para Campos, residente por entonces en Cataluña, es una “broma” de un territorio “que queriendo ser país, tantas veces apesta a provincia” y el quince de octubre de 2020 cuando Campos cierra el libro, también en Barcelona, tras 866 entradas o anotaciones. En ellas figuran reflexiones, comentarios sobre personas y autores ponderadas unas, agrias otras, el neologismo “fusilánime” aplicado a un periodista donde trata de unificar al pusilánime “con los periodistas que fusilan noticias de otros sin citarlos” y donde aparecen fobias, bastantes, y filias menos. En estos años Campos se casa y trabaja lo que no le impide negar en la práctica una afirmación: “tener familia y atenderla, además de tener familia y atenderla, además de trabajar a destajo, te imposibilitan de sueño alguno” porque él no se apea de su sueño y prosigue su lucha para “ser escritor”.
Instalado en la isla de La Sal, archipiélago de Cabo Verde, con un trabajo bien pagado, responsable de cocina, en un hotel de cinco estrellas, sigue escribiendo tras diez horas de trabajo. Y además bebiendo vino en abundancia, teniendo sexo sin protección, tratándose un herpes genital, una fruslería considerando la biografía sexual del autor, o una anomalía para un más que probable candidato al sida, y despachándose con un poeta metido a político, “poeta cacique”, “bufón de versos ramplones y tan medidos que no hacían daño ni orgasmo” o proclamando que el suplemento literario de un importante y progresista periódico español ha pasado de suplemento literario a “catálogo de novedades”, opiniones que vertidas en las redes sociales no parecen ser las más apropiadas si se aspira a ser tomado en consideración en determinados medios. Pero Campos “quiere ser escritor” y no aspira a ser querido por los “progres”, subespecie humana de la que abomina.
“Ser escritor” dice Campos, que ya es sobradamente escritor, todo lo escritor que se puede ser tras publicar seis obras en prosa y cinco poemarios desde 2014 hasta la fecha. Escritor que da por supuesto que de la literatura dificilmente se vive. Escritor torrencial, sobradamente vivído, directo, impúdico, algo brutal incluso y que, sin duda, si no hay fuerza mayor que lo impida, seguirá escribiendo.
https://www.todostuslibros.com/libros/ajuste-de-cuentas-como-ser-escritor_978-84-949829-7-2