Existe una parte importante de nuestra historia de la
posguerra, que nos ha sido hurtada, desaparecida, olvidad, que no se ha contado (…)
de manera suficiente. En mi opinión, no hemos abundado lo suficiente en la
intrahistoria de este país nuestro, donde las valoraciones de la misma, las gratitudes
e ingratitudes de esta historia han sido muchas veces fatuas, o victimas de sectarismos
carentes de rigor o tendenciosas. Quizás su conocimiento, la intromisión novelada
en ese tiempo de nuestro pasado nos ayude a entender mejor lo que hoy somos,
las cosas que pasan y por qué pasan.
Esta novela nos cuenta la historia de Strakas, un joven
marginal que nace en el año 1940 en una ciudad de provincias, una ciudad
pequeña y endogámica en las que las clases sociales están perfectamente
delimitadas siendo límites infranqueables por uno y otro lado. Solamente hay
una forma de trasgredir esa norma no escrita, el dinero, él abre todas las
puertas que, de otro modo permanecen cerradas a cal y canto para personas como
el protagonista de esta novela.
Strakas no es un libro cuya historia sea de cómoda lectura,
es una historia en cierto modo revulsiva que invita a replantearnos algunas
cuestiones que pensábamos estaban claras. Esta es una historia intencionada. El
libro trata de remover en algún grado la conciencia del lector, y por ello,
personaje e historia pueden suscitar odios y simpatías a partes iguales entre
quienes se adentran en estas páginas de pura novela negra.
Strakas es un personaje real, tangible, humano, con todo lo
que eso significa, capaz de lo mejor y lo peor, algo que todos, interiormente
hace que nos sintamos de alguna forma identificados con muchas de sus
actitudes, con muchas de las  decisiones
que el protagonista va tomando. Unas veces para reprobarle y condenarle, otras
para sentirlo nuestro y cercano.
Esta es una novela coral, son muchos los personajes que
transitan en ella, que forman parte de la historia que se cuenta, personajes
simples unos, complejos otros, personajes con los que empatizar y personajes a
los que detestar.
La vida y la muerte están presentes de forma permanente en
sus líneas. Nada de lo que pasa en ellas nos va a dejar indiferentes, y una
página necesitará de la siguiente para quedar satisfecha nuestra curiosidad y la
inquietud que el devenir de sus páginas provocan, eso sin solución de
continuidad.
Al terminar de leerla sentiremos haber asistido como espectadores
privilegiados a una parte de la historia de España, que o bien desconocíamos, o
bien conocíamos a retazos, fragmentariamente.
En todo caso, les aseguro que su lectura no les dejará
indiferentes y habrán pasado un buen rato, de eso estoy absolutamente seguro.

Léanla, me agradecerán el consejo. Es una historia
importante.

DAVID OTERO. (Tetuán, 1955). Tras pasar su
juventud en distintas ciudades de la España norte, es hombre de inquietudes,
intereses y profesiones diversas. Habiendo formado parte de distintos grupos
del Pop español de los primeros 70, tuvo su particular éxito con los exitosos
Queimada, pasando más tarde a ser músico de estudio. Profesionalmente también
ha trabajado en finanzas, banca, inmobiliaria, en empresas de diferente índole,
con distintos grupos y de forma autónoma. Actualmente reside en Galicia, donde
retirado por motivos de salud, se dedica a una intensa labor literaria.