¿Quién no es fan de algo o alguien en las redes sociales? No voy a confesar aquí mis pasiones, aunque desde luego nunca he llegado hasta donde la británica Sheena Patel que debuta con esta novela Soy Fan, editada por Alpha Decay.
Sheena Patel nos habla de relaciones tóxicas, chicas malas y peores trabajos, en un mundo donde las redes sociales dominan la escena con falsas promesas de amistad que generan frustración y envidia.
La narradora es una treintañera británica hija de inmigrantes que vive con su novio y trabaja de forma precaria en el mundo del arte. Es fan obsesiva de un artista famoso, al que llama «el hombre con el que quiero estar» con el que mantiene una relación tóxica. La otra obsesión de esta fan es una famosa influencer de Instagram, «la mujer con la que estoy obsesionada» y que parece que ha conquistado al primero.
Ellos son privilegiados, ella no. Ellos son blancos, ella no. Ellos tienen fans (él en la industria del arte, su otra novia como influencer experta en Instagram), ella no. La otra es la hija de un poeta famoso y creadora de tendencias con un estilo de vida caro y «cuidado» que le proporciona un ejército de seguidores en Instagram Así que ella se convierte en su fan y acabará no solo vigilando las redes sociales sino convirtiéndose en una acosadora en el mundo real.
La narradora nos cuenta como se ha dejado engañar por ese narcisista sociópata, bastante mayor que ella, y que le cuenta que está casado desde hace veinte años pero no lleva anillo porque le molesta al dedo. Además, también describe con precisión la relación entre ella y sus dos ídolos. Ser fan, pasivo y observador, sin pensamiento crítico, es también un concepto filosófico, viene a decir Patel.
La novela es un estudio despiadado de una relación tóxica y de la atrofia emocional que nos embarga hoy día. La forma de describir la obsesión de la narradora está muy conseguida lo mismo que el retrato que hace del manipulador mujeriego. El encaprichamiento de la fan contrasta con su feminismo.

Sheena Patel. Foto de Salam Zaied
Al final es una relación donde se juega al gato y al ratón, sin amor por ninguna de las partes. Pero la fan intenta obsesivamente poseer a su ídolo, pasar de dominada a dominante, una persecución que sólo enseña su dependencia. Patel repasa todas las reacciones que es posible tener ante el abuso: rabia, confusión, miedo, odio a sí mismo, sadismo, masoquismo, humillación. A veces piensa en lo que podría hacer para vengarse. Enviar una carta a la mujer y contarle que su marido se ha follado a la mujer con la que ella está obsesionada en la cama matrimonial un fin de semana que canceló follarla a ella para follarse a la otra.
En cuanto a la mujer con la que la narradora está obsesionada es el arquetipo de feminista blanca con todos los privilegios que la acompañan, como su exclusivo estilo de vida compartido en las redes sociales, su negocio de lujo y la comida orgánica. No son personajes simpáticos, pero estos personajes representan a una parte de nuestro mundo.
Su historia se cuenta de forma no lineal a través de capítulos más cortos que alternan entre la historia de la narradora y sus pensamientos sobre las hipocresías, ilusiones e injusticias de nuestra sociedad. Algunas capítulos se leen como breves ensayos con títulos humorísticos. Patel se preocupa menos de los tiempos de la historia y los arcos argumentales y es más explícitamente política. En este sentido se aparta de la forma de la novela tradicional.
Los puntos de vista de Patel se extienden a las desigualdades de clase, raza y género de nuestro tiempo, así como a las ilusiones ópticas de las redes sociales que poco a poco conquistan nuestras vidas.
Lo que nos viene a decir es que estos estetas adinerados de las redes sociales son otra variante de la élite de clase que decide lo que es bueno y lo que no lo es, moldeando nuestra realidad como siempre lo han hecho, sólo que camuflados con la tecnología que les proporciona una pátina de transparencia y democracia.
Sheena Patel ha escrito una crítica social abrasadora que retrata nuestra obsesión con las redes sociales, las relaciones tóxicas y la estructura social patriarcal que lo sostiene todo. Pero la narradora de Patel conoce a lo que se enfrenta y no pide un mayor crecimiento personal, sino cambiar esa cultura tóxica que se ofrece en la vida virtual y real.