En el segundo volumen de los diarios de Joaquín Campos, titulado Pedagogía, y publicado este año por  Sr. Scott sigue el itinerario geográfico y vital iniciado en el primer volumen  Ajuste de Cuentas (2021). Si en el primero la voluntad última del autor era responder a un interrogante personal, ¿cómo ser escritor? En el segundo se trata ya de cómo ser un mejor escritor.

A lo largo de 323 páginas y en 872 entradas, Campos desgrana experiencias, narra vicisitudes, comenta lecturas, denigra adversarios, maldice enemigos, expone inquietudes y fundamentalmente hace de escritor. La lectura de “Pedagogía” me hizo evocar a Robinsón Crusoe, cuando el personaje de Daniel Defoe naufraga en una isla desierta. Joaquín Campos elige vivir la literatura con la misma voluntad con que Crusoe construye un mundo en su isla y opta por la literatura como refugio ante el naufragio que representa la misma existencia humana. 

Expatriado vocacional, seis años y pico en China, cuatro y poco en Camboya y otros tantos en el archipiélago de Cabo Verde, Campos decidió, bebido, ser escritor en San Luis en la isla de Menorca. Ha sobrevivido en un cuchitril sin ventanas y techo de latón en Formosa y fantasea con vivir, austeramente, en la isla de Hokkaido con las regalías proporcionadas por alguno de sus editores. Como naufrago experimentado, Campos sabe que sin soledad “solo hay falsedad, impostura, censura, gestos premeditados”, desistiendo de pertenecer a tribus literarias, y con la “decencia por montera” reconoce su vocación robinsoniana. “Me incrusto en una isla mediocre para tantísimos, donde llegar  es complejo y salir una lotería” trata de ser el “verdadero yo mismo”. Ajeno a “ los sueños de los demás: los sueños que propone la televisión” fuera del carril común de los mortales Campos elige la literatura. 

 

Joaquín Campos

 

Hay gente que dice lo que piensa, Joaquín Campos hace algo más, lo escribe, y eso tiene sus riesgos, como decía Fouché ministro de la policía napoleónica por unas líneas escritas se podría ejecutar a un hombre, y asume que su anterior diario lo podría dejar “con el culo al aire” y con una agenda personal reducida en un 70%, lo cual en su opinión no deja de ser sino una “buena nueva”, y nada sorprendente por sus consideraciones sobre amigos y enemigos “siempre con su nombre, o cuando menos con un nombre de guerra transparente”, y para nada misericordioso.

“El director, su caniche, su mantenida e inseminada artificialmente y las dos obesas” sus bestias negras laborales. Su conflicto con la multinacional donde desempeñaba su trabajo como chef ejecutivo marca el tono de los diarios en la medida que determina buena parte de su vida en el periodo que cubren. No en vano dedica su libro a Chris Nassetta, CEO de la cadena Hilton y empresa que se autoproclama como el “mejor lugar para trabajar”, la cual tras tres pleitos ganados por Campos sigue recurriendo las sentencias y difiriendo las indemnizaciones reclamadas por este. Incluso el título de este tomo de los diarios está marcado por ese conflicto, que le acarrea sucesivos procesos disciplinarios laborales,  al parecer, le habría sido inspirado por una frase del Director, al que denomina “el cretino” en los inicios del enfrentamiento. 

Hay lecturas que liquida con un “hasta aquí he leído”, conclusión a la que llega en cuanto detecta rasgos de “progresía” o indicios de subvención, una reacción directa ante los que considera cómplices de un estado de cosas, los “progres”, gente que ejerce una forma de autocensura de lo que estarían orgullosos aplicando así una “subnormalidad extrema” cuya expresión sería un mundo “donde ni los negros pueden ser negros ni los obesos, gordos” un absurdo general en el cual el mismo puede aparecer con 47 años figurando en un libro de poesía joven. Vehemente con sus bestias negras, lo políticamente correcto, el Partido Comunista Chino, “la mayor banda terrorista” o las ONG “que cobran de los gobiernos” y a las que desearía ver sometidas a una profunda auditoría.

 

Ilustración de Ajubel para la edición de Vida y Aventuras de Robinsón Crusoe editada por Media Vaca

 

En “Pedagogía”, “libre de hijos, coches e hipotecas leyendo filosofía y poesía” Campos, con la epidemia de COVID de por medio, considera que ha sido injustamente tratado y se lanza a tumba abierta en una guerra laboral que va a ocupar buena parte de sus actividades y preocupaciones en las islas del archipiélago caboverdiano. Juzgados, cervezas de Estrella Galicia, ansiolíticos y botellas de vino, masajes con final feliz y mujeres fortuitas, alguna próxima a la minoría de edad. De su última relación oficial, e incluso legal, salió “queriendo más al perro”. En cuanto a tener sexo con una madre reciente con un bebé de diez meses dormido a veinte centímetros, se produce la siguiente conversación:

“-Pero es que está ahí. No me concentro.

– No te preocupes: él no tiene memoria.

– Ya, pero yo sí”.

Lecturas donde se entremezclan la poesía y la filosofía, las mil cien páginas de los Cuadernos de Cioran es un buen acompañante en determinados momentos. Giras de presentación por España de “Ajuste de Cuentas”, asistencias irregulares, un día tres personas, otro veinte, presentadores que se excusan “para no meterse en un lío”, copas abundantes, trámites de un divorcio, el segundo. El mundo de los suplementos culturales: “amiguismos, editoriales compinchadas e igualdad provocada igual que subvencionada”.

Poemarios culminados. “Ajuste de Cuentas”, cierre anual de ventas, a duras penas vende el cuarto de millar de ejemplares, los diarios solo los lee la familia-la mía es escasa-, añade, los fans, -no creo que lleguen a la docena- y las ex. Y como la mía es china pues ni eso”. “Demasiado humano”, un poemario editado un año y medio antes, vende en su año siguiente, no natural, casi cien ejemplares. “Los poetas leemos cualquier poemario. Y ahí me apunto hasta yo”. 

Amistades y enemistades, emails : “el primero lleva por título “No hay más maricón que Joaquín Campos», cuando comienza con un “Tío a ti te gusta mucho pasar…” el segundo, lee  “Campos eres un maricón. Ya sé que te cuesta reconocerlo. Pero… y el tercero, también sin título donde sólo se lee un “Cobarde”.

Abandona Cabo Verde y elige para residir una nueva isla física, Bali, donde desde la insularidad propia de Robinsón que ha elegido ser, una forma de excelencia en un “mundo de Donnadies”, Joaquín Campos, en la confianza de llegar a cobrar su indemnización de la cadena Hilton, sigue escribiendo.  

 

 

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