AQUEL VERANO de 1974 la brisa soplaba a espaldas de Miguel empujándole

a vivir rápido, y creer que para divertirse sólo se necesita un mínimo de

bienestar y un máximo de libertad”. La frase con la que arranca la primera novela

del periodista Luis Barga refleja ese espíritu, tan cercano a los años de juventud,

que impulsa a embarcarse en todo tipo de nuevas aventuras. Ambientada

en Madrid en los últimos años de la vida de Franco, Nuestra amiga común se

desarrolla en torno a un trío destructivo y sentimental: Miguel, un estudiante

enamorado de Verónica, una joven atrapada por las drogas y novia de Polo,

propietario de bares de moda y creador de ambientes.

 

Estructurada como una novela de personajes en la que mandan los diálogos,

uno de los aciertos del relato consiste en narrar una época, dejando de

lado la política de oposición a la dictadura que ya ha protagonizado buena parte

de los retratos de la época, pero enfrentándose a ella desde el lado de una

generación que encontró en las drogas, y más concretamente en la heroína, un

motivo más para experimentar, sin tener ningún conocimiento del terreno en que

e movían, algo que acabaron pagando muy caro.  A.C.

 

ABCD CULTURAL

 

Luis Barga consigue combinar en esta novela una reflexión sobre la sociedad de un periodo muy notable de nuestra historia –los años finales del franquismo- con un estudio de caracteres tristemente intemporal. Su retrato de Verónica, esa especie de princesa triste que se parece a Faye Dunaway y que, para no tener que enfrentarse a una realidad en la que depende totalmente de la heroína, se inventa dramas y alegrías, es aplicable mucho mas allá del marco temporal en el que se ambienta la novela; como también lo son los de sus dos amantes: el débil Miguel, narrador de la historia, que hace girar toda su vida –en espiral descendente- en torno a Verónica, y Polo, un “tiburón” en ciernes, tan inteligente y hábil en los negocios como falto de escrúpulos, frío y calculador con todo y con todos.

Nuestra amiga común (título en el que suenan ecos un tanto irónicos del dickensiano Nuestro común amigo, en el que también se trataban los temas de la movilidad social y los amores a prueba) cose con talento del plano personal al histórico, logrando una historia con muchos matices. M.M.M.