Es inusual, por no decir único, que sesenta años después de la muerte de un escritor, de pronto nos encontremos con  el hallazgo de miles de páginas  manuscritas de uno de los grandes  del pasado siglo,  pero eso es lo que sucedió hace pocos meses cuando tras la muerte de Lucette Almansor, la viuda de Louis Ferdinand Céline, a los herederos de éste le llegaran los manuscritos que el escritor, en cartas dirigidas desde la cárcel de Dinamarca, afirmó siempre que le habían sido robados de su piso de Montmartre y que muchos consideraron mera fantasía. El caso es que un día, Jean Pierre Thibaudat, conocido periodista cultural francés, se presentó en el despacho del abogado Emmaniel Pierrat con dos maletas llenas de manuscritos del escritor y que correspondían a los que Céline había dicho en su día que le habían robado, culpando a Oscar Rosembly, un vecino suyo que le llevaba la contabilidad. Thibaudat no quiso revelar quién le hizo llegar las dos maletas pero dejó bien claro que quién se las había hecho llegar había esperado a que muriera Lucette Almansor para que ésta no pudiera enriquecerse con ellos.

Guerre, publicada este pasado mes de mayo, es la primera de las entregas de esos manuscritos para su publicación y por la importancia de su autor, que muchos consideran de similar altura en la literatura francesa del pasado siglo a  Marcel Proust, la cosa ha tomado cariz de acontecimiento cultural, circunstancia que hoy día ha quedado relegada al ámbito cultural francés y de la que se sienten muy orgullosos porque contribuye a alimentar la leyenda de que París sigue siendo una ciudad eminentemente literaria. Pero lo cierto es que Gallimard ha lanzado de esta edición de Guerre, 80.000 ejemplares, mucho menos que el número de ellos que Flammarion ha impreso para la edición de Anéantir, la ultima novela de Michel Houellebecq, lo que viene a corroborar, una vez más, que incluso en París, el interés por esta clase de acontecimientos ha decaído lo suyo.

Al cuidado de Pascal Fouché,esta edición de Guerre se acompaña de un prefacio de  François Girault y fotografías de algunas de las páginas de los manuscritos, un índice de los nombres que aparecen en la narración y que se corresponden algunos con los aparecidos en otras obras del autor, en Viaje al fin de la noche, publicada dos años antes de que Céline fechara Guerre, desde luego Muerte a crédito, pero también Guignol´s Band y Casse- Pipe y La voluntad del rey Krogold y que finaliza con un glosario de palabras en argot o propias de la época y que han entrado ya en desuso y  que se empleaba en los años en que transcurre el libro, los de la Gran Guerra, es decir, la Gran Carnicería, guerra que Céline siempre tuvo presente y sobre las que escribió páginas definitivas aunque para mí sigue siendo Los últimos días de la Humanidad, de Karl Kraus, el libro señero sobre el conflicto. Este glosario da que pensar sobre la permanencia de elementos significantes o que a nosotros nos parecía así y de qué modo ese sentido de la permanencia ha cambiado: en el glosario se incluye, por ejemplo, la palabra “poilu” y se explica a las nuevas generaciones de franceses que con ella se designaba al soldado francés, al igual que lazareto, kaki capote. escuadrón, dragones, lo que lleva a pensar que el estado emocional que el autor refleja magistralmente en el libro pasa ahora necesariamente en el lector actual por una mediatización de orden casi arqueológico.

Pero vayamos a Guerre. ¿Cumple la novela con las expectativas literarias depositada en ella o, por el contrario, nuestro interés reside en que está escrita por aquel que concibió grandes miradas como Viaje al fin de la noche, Muerte a crédito o De un castillo a otro?

Mientras se lee la novela uno tiende a compararla con el Viaje… y esa acción es una trampa: Guerre es una novela concebida poco después de la publicación de ese gran libro pero, además, según vamos leyendo empezamos a caer en la cuenta de que lo autobiográfico cede ante la ficción y que encontramos personajes que se hallan en Muerte a crédito o en Guignol´s Band y que empieza a crecer en importancia. Desde luego no posee la perfección y la fuerza de las novelas referidas pero no es un mero proyecto de ellas, al contrario, tiene entidad propia y hay párrafos que se encuentran a la altura de esas descripciones celinianas que son puro deleite literario, como la descripción de la tempestad en el Canal de la Mancha en Muerte a crédito, así cuando herido seriamente Ferdinand, el protagonista de la novela, divide su cuerpo en sensaciones distintas, la agradecida por el brazo que el soldado inglés le tiende al ayudar a Ferdinand a llegar al puesto de socorro o, por ejemplo, la de la rodilla que en ese momento representa el pasado.

Guerre es Céline en estado puro, no larvario y nos mueve a curiosidad que hubiera echo el autor con ella de no haber sido robados los manuscritos. Ahora a esperar las siguientes entregas.

 

 

 

 

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