Los responsables de esta antológica de la revista OZONO, un homenaje que tiene todas las trazas de un merecido sentimiento de nostalgia, Alfonso González Calero que fue director de la revista y Víctor Claudín, colaborador desde temprano, trazan un recorrido en tres etapas claramente delimitadas: la primera, cuando a un grupo de periodistas musicales, Álvaro Feito, Juan de Pablos, Diego Manrique, Manuel Domínguez y otros… se les ocurrió publicar una revista musical con ese nombre y cuyo primer número salió en mayo del 75, todavía en vida de Franco, y que consiguió publicar cinco números más hasta que las deudas obligaron a su cierre. Entonces,su editor, Felipe Cantos Ortiz, se hizo cargo de las mismas, y retomó la publicación desde Ediciones Felmar con un nuevo espíritu. Esta segunda etapa, que consiguió sacar ocho números,teniendo como directivos a Alfonso González Calero y Álvaro Feito y como asesor a Manu Leguineche y como colaboradores a muchos que integraban COLPISA, la agencia de prensa de Manu, fue desde luego la más vistosa: desde Alberto Corazón, que la diseñó, a Juan Goytisolo, pasando por José Miguel Ullán, Ramón Chao, Nativel Preciado, Marisa Ciriza, Fernando Savater, Francisco Umbral, Carmen Martín Gaite e ilustradores como Eguillor y El Cubri. Luego, la tercera etapa, más pobre, ya en blanco y negro, con los mismos directivos que en la etapa anterior y que duró tres años compitiendo con revistas del mismo jaez, como Star o Ajoblanco hasta que un número excesivo de publicaciones alternativas para un público alternativo, es decir, pobre de solemnidad en la mayoría de los casos, llevó al cierre a la mayoría de ellas, entre otras esta nuestra publicación y que, ahora, muchos años después, frente al pelotón alternativo más adinerado que forman las nuevas generaciones y para regocijo y enseñanza de lo que dieron de sí los alternativos de aquellos años y gracias a la labor de González Calero y Víctor Claudín, ha visto la luz hoy en forma de antología de textos, con el mismo formato que el original que se publicaron en su día, a los que se han adjuntado artículos de antiguos colaboradores que dan cuenta de lo que les supuso aquellos primeros artículos de una carrera profesional que en muchos casos ha sido fecunda. Así, Miguel Casado, José Luís Martín Palacín, Javier García Sánchez, Mariano Navarro, Llorenç Barber, Montxo Algora, Andrés Moratinos, Luis Conde.
Como muestra de esta antológica valga este artículo que adjunto y que titulé “Ozono: en el principio fue la música”. Es mi colaboración en el libro y la adjunto porque resume, para mí, lo que significó colaborar en aquella revista… Para muchos fue nuestro bautismo en una profesión que no hemos abandonado…
“Fuí durante un cierto tiempo redactor jefe de Cultura de la revista OZONO, en sustitucion de Mariano Navarro, cuando estaban al frente de ella Álvaro Feito y Alfonso González Calero, … Si continúo con eso de “para mí representó un antes y un después en mi vida profesional”, que es lo que suele decirse, no mentiría, simplemente desbarraría pues en mi caso no había un antes y un después, como tantos que formamos generación en aquellos años, sencillamente porque improvisábamos con una facilidad que llamaba la atención porque, no lo sabíamos entonces, eso que creímos improvisación con el tiempo ha sido convertido un algo valioso, una contestación a la cultura del Régimen hasta el punto de ser considerada una revista underground y adalid de la contracultura junto a Ajoblanco, ésta en Barcelona con Pepe Ribas y Fernando Mir y Carolina Espinoza y que en su destino guadianesco ha conocido por lo menos tres resurrecciones y Star, también de Barcelona y deudora de una concepción salvaje del cómic, por allí andaban Juan José Fernández y Karmele Marchante, e insisto en lo del cómic porque la revista alcanzó cierto grado de aureola al ser secuestrada debido a una portada en que se veía al Gato Fritz perseguido por la policía… en todo caso sí puede decirse que hubo un después ya que mi experiencia de OZONO me sirvió como punto de referencia en el periodismo cultural, profesión en la que sigo… y parece que fue ayer.
OZONO comenzó como revista musical, su subtítulo lo definía claramente: “Revista de música y muchas otras cosas” y fue fundada por Juan de Pablos, junto a Carlos Finaly, Gonzalo García Pelayo y Diego Manrique, con el nombre de un programa en Radio Popular en el que debutó en 1972. Nosotros pertenecíamos al apartado de “muchas otras cosas” y fue ese origen lo que nos diferenció desde el primer momento de Ajoblanco y Star, más vinculados al cómic: en cualquier caso los productos estrella de la cultura underground y la llamada contracultura que representaban el lado crítico, a través del dibujo y la música y aunque bien es verdad que los pioneros de tamaña actitud habían sido hombres vinculados a la literatura, pìénsese en Jack Kerouac, Alen Ginsberg, William Borroughs, Neal Cassidy, Lawrence Ferlinghetti, lo cierto es que fue la música la que logró reunir aquellas manifestaciones de masas y no sólo a través de los festivales, ya míticos, sino con llamadas a concentrarse por la finalización de la guerra del Vietnam, el derecho de las mujeres a la igualdad y la no discriminación de los homosexuales…
Tengo, mientras escribo estas palabras, el ejemplar de OZONO correspondiente al número 39, diciembre del 78: trata de los gays y la marginación; se debate sobre las centrales nucleares; se ocupa de El Lute, todo un fenómeno social en la España del momento con una entrevista, del mismo modo que a Francisco Umbral y a Herzog; se habla de Robert Graves y Anthony Burgess a propósito de la novela histórica, que firma Víctor Claudín ; se escribe sobre Tren, la obra de John Cage firmado por Llorens Barber… un lujo que se echa de menos hoy día… como improvisación hay que reconocer que no lo hacíamos del todo mal”
Como muestra valga este botón. Un parecer frente a otros muchos que se hallan en esta antológica y que creo merece la pena conocer para hacerse una idea de lo que significó en la España de aquellos años la publicación de revistas de este tipo.