Oscar Domínguez. Ruth
¿Cómo nació la idea de escribir El bosque que crece por las noches?
El bosque que crece
por las noches
es
una de mis historias favoritas. En ella trabajé la idea del bosque como símbolo
del inconsciente, y utilicé algunos conceptos surrealistas –el azar objetivo–
como coartadas para favorecer la anécdota. Más allá de esto, está inspirada en
una historia real que me contó hace como veinte años su protagonista, una
muchacha que conocí en el Instituto de Profesores Artigas cuando ambos
estudiábamos Literatura. Mi amiga visitaba a un señor mayor en su casa, y éste
le mostraba antigüedades y objetos curiosos. Ella encontraba esos encuentros
semanales muy estimulantes, casi como una fiesta, hasta que un día el hombre
interpretó mal sus intenciones y con torpeza procuró que aquella amistad se
transformara en algo más. Eso supuso una rotura brusca y desagradable de la
relación. Luego él le pidió disculpas. Tras algunas vacilaciones, ella se las
aceptó y volvió a visitarlo un par de veces más, pero ya no fue lo mismo.
El personaje del relato que escribí se parece mucho a
aquella muchacha que conocí durante el primer año de Literatura. Era delgada,
de pelo largo y negro, le gustaba el surrealismo y Lautréamont, y tenía una
personalidad fresca y encantadora. Desde entonces no la he vuelto a ver, pero
aun conservo en mi biblioteca un fanzine realizado por ella.
La presencia de los eucaliptos tiene que ver con recuerdos
de la infancia. Cuando era niño viví algún tiempo en Playa Pascual y estaba
lleno de montes. Había pocas casas y muchos árboles. Recuerdo incluso haber
recolectado hongos, visitado alguna casa abandonada y jugado con un primo en
eso montes. Hoy en día la mayoría de ellos desaparecieron, y podría llegar a
pensar que por eso me tomé revancha y construí un relato lleno de árboles.  Pero tal vez lo hice porque cuando yo era muy
chico, las calles que recorría inevitablemente estaban flanqueadas de
eucaliptos y esa era la realidad que conocía.
 ¿Cuánto tiempo te llevó?
Bueno, si hablo de la escritura puntual, fueron algunos
meses de trabajo, pero si me refiero al proceso mental que la originó debo
hablar de tres o cuatro años. La génesis de El
Bosque
que crece por las noches tiene que ver en gran medida con el modo en
que mi mente procesa los cuentos. Los símbolos y los temas se instalan en mi
mente y empiezan a dar vueltas, y cuando me doy cuenta tengo tres o cuatro
historias en las que aparecen ideas de fondo similares, si bien los argumentos
son bien distintos. En este caso lo que venía dando vueltas era lógicamente el
bosque. El bosque como símbolo del inconsciente. El inconsciente en sí mismo no
es ni bueno ni malo, y esa es una de las características que para mi gusto lo
hacen interesante. Había intentado liberar esas ideas en varios cuentos;
algunos los terminé y otros fueron quedando como cuentos inconcluso o
proyectos. Entre ellos (había más) estaba: un cuento sobre un bosque que crece
por las noches y que alguien dibuja en un cuaderno, y otro sobre un hombre que
realizaba una serie de fotografías titulada El triunfo de la naturaleza. El
triunfo de la naturaleza es una serie de fotografías que en algún momento pensé
hacer, porque llegando a mi ciudad yo veía –hasta el día de hoy se puede ver–
muchas máquinas abandonadas entre los yuyos y las flores, y también muchos
autos convertidos en chatarra, siempre entre la naturaleza, los pastos, las
plantas. Y cada vez que veía eso lo interpretaba como un símbolo. Finalmente
junté los distintos argumentos en un mismo cuento. Fue una solución arriesgada
porque es peligroso volcar tanto contenido en una misma obra, pero el resultado
me dejó muy satisfecho. Lo que pasa es que las dos historias se anudan
perfectamente: la naturaleza triunfa cuando se ingresa en el bosque, es decir
en el inconsciente. Al terminarlo me di cuenta de que había utilizado una
estructura similar a la de El regreso de los pájaros: dos personas (cada una
con su propia historia) que tienen una conexión especial y terminan
compartiendo un mismo destino.

Pablo Dobrinin

¿Cómo definirías tu estilo de escritura?
No todos los cuentos son iguales ni me los planteo de igual
modo, pero en general intento que el estilo sea fluido y elegante al mismo
tiempo. No me avergüenza decir que valoro el concepto de belleza. En este
cuento en particular quedé bastante satisfecho con el estilo, creo que es
dinámico y agradable, no te deja indiferente. Soy de la idea de que los
recursos poéticos deben utilizarse con mucho sentido del equilibrio y de la
oportunidad. También me sirven para trazar líneas subterráneas. Por ejemplo, en
un fragmento la pareja avanza hacia una casa abandonada que está cercada por un
pastizal, y entonces, para indicar el tamaño de los pastos digo que eran altos
como un niño. Lo expreso así no solo para indicar la altura, sino para mostrar
que el viaje es también hacia uno mismo. Luego, para mostrar la dificultar que
supone avanzar entre esos pastos, escribo: “Era como caminar dentro del agua”.
Es mucho más que una comparación de densidades, porque el agua remite a las
emociones, a uno mismo, etc. Es un regreso en sentido espiritual. La casa
también es un símbolo del ser. Entrar en la casa lo utilicé como un paso previo
a entrar en el bosque. El ofidio que encuentran en un auto abandonado tampoco
es casual, está asociado al conocimiento que llegará más adelante.
Para mí lo fundamental es llegar a las soluciones narrativas
a través de la intuición, y luego redondear conceptos utilizando la razón; pero
primero apuesto siempre a la intuición, porque es lo que le va a dar la
frescura al relato.
 ¿Qué tienen en común o de distinto Colores peligrosos y El bosque que crece por las noches?
El bosque que crece por las noches perfectamente podría
haber estado en el libro Colores
Peligrosos
, así que hay mucho en común. En todo caso es un cuento especial
para mí porque abrí algunos caminos que me interesaba transitar. Hay un estilo
de dibujo que parte de ilustraciones típicas de libros infantiles pero
introduce luego elementos tenebrosos; bueno, yo intenté algo por el estilo,
pero llevado al lenguaje. No es exactamente eso, pero sí me sirvió para pensar
y elaborar otras cosas. Y después me interesa el relato por la estructura, que
por momentos se parece al montaje cinematográfico; eso fue algo deliberado
porque me di cuenta de que así le daba la fluidez que pretendía. Pero, volviendo
a tu pregunta, ya tengo casi pronto un nuevo libro de relatos y, aunque los
argumentos sean bien distintos, va en la misma línea que Colores Peligrosos. El bosque
que crece por las noches
va a ser parte del nuevo libro.
Número de la revista Próxima donde aparece publicado el cuento El bosque que crece por las noches.