-Siempre te estás quejando, cariño. ¿Por qué no lees un rato?

-Me aburre.

-Entonces, déjame que te lea algo que te interesa:

«¿Qué es la queja? La versión degradada de la sublevación, el discurso democrático por excelencia en una sociedad que nos permite vislumbrar lo imposible (la fortuna, la expansión, la felicidad) y nos invita a no declararnos nunca satisfechos con  nuestro estado. Quejarse es una manera reticente de vivir, de sacar partido de nuestro hastío, de nuestro abatimiento, de no pactar nunca con todo lo que en la existencia tiene que ver con lo maquinal, lo manido….

Este «dolorismo» de principio se convierte casi en una convención para subrayar que no nos dejamos engañar por lo que nos aniquila (el tiempo que pasa, la salud precaria, los imponderables del destino). Pero la queja también es una discreta llamada de socorro: para impedir que un malestar degenere en sufrimiento basta a veces con una oreja que escucha.

A fin de  cuentas, ese discurso refractario está tan extendido en toda la escala social que se agota en sí mismo, se resuelve en una turbulencia superficial. «¡Esto ya no puede durar más!» ¿Cuántas veces se dice esto precisamente para que todo siga como antes?» Para determinadas personas la queja es un modo de vida, y la verdadera vejez, la de la mente, empieza cuando, a los veinte o a los sesenta años, uno ya es solo capaz de  intercambiar con los demás pesares y gemidos, cuando deplorar la propia vida, difamarla, sigue siendo el mejor medio de no hacer nada para cambiarla».

 

Pascal Bruckner

«La tentación de la inocencia»

Anagrama, 2006

 

Pascal Bruckner (París, 1948) es filósofo, ensayista y novelista. Escritor prolífico, entre sus obras de ficción cabe destacar Luna amarga, y entre sus ensayos El nuevo desorden amoroso (junto a Alain Finkielkraut), La tentación de la inocenciaMiseria de la prosperidad o La tiranía de la penitencia.