Stanley Greene en el Photokina 2012. Photo by Sara T’Rula

El pasaporte negro mas que un libro de fotos es una autobiografía del fotógrafo de guerra Stanley Greene (1949-2017). Las fotos bélicas se alternan con imágenes privadas mientras los textos escritos por el mismo Green nos explican las escenas. Un libro que compara la vida segura del mundo occidental con los horrores de la guerra de estas últimas décadas, pero que también cuenta los efectos que tiene sobre los fotógrafos que las cubren.

Se pueden hacer muchas preguntas sobre lo que empuja a una persona a ir a una guerra y sacar fotos. Desde el idealismo hasta la aventura. Green decía que es un oficio al que como mucho puedes dedicarte ocho años porque si lo haces mas tiempo pasas de ser una mariposa a una polilla. Él lo vio en si mismo y en sus colegas. Y lo mismo que las polillas vuelan hacia la llama, acabas quemándote las alas o abrasándote del todo. Víctimas del estrés postraumático procuran olvidar lo que han visto con la ayuda de las drogas, alcohol y fiestas. Greene sabía bien de lo que hablaba porque había jugado una partida con la muerte durante años y salió bien librado. Pero tal vez la muerte, celosa de su buena suerte, decidió acabar con él mediante un cáncer a los 68 años.

Había cubierto muchos conflictos aunque en las fotos de Greene más que la parte documental había emoción y sentimientos. Neoyorquino de nacimiento, militó en los Panteras Negras durante su adolescencia y fue un activista en contra de la guerra del Vietnam. Estudió artes visuales en Nueva York y San Francisco donde frecuentó la escena punk durante los años setenta y ochenta.

«De repente estoy en un ambiente donde vives, sangras, bebes, comes, follas, haces arte las 24 horas del día», escribió en Pasaporte negro. «Empecé a fotografiar músicos en 1975, de hecho eran mis compañeros de habitación, el movimiento punk estaba empezando, así que a veces tomaba una foto… Grupo como los Mutantes, Los eneldos, Flipper, Crimen, SVT, Los Yankees, Tuxedo Moon, Los Tubos, Los Lobos, Los Vengadores, Dead Kennedys y Romeo Void, U2….

 

https://www.andrefrereditions.com/en/books/photography/the-western-front/

 

“Muchos de ellos eran estudiantes del Instituto de Arte de San Francisco como los Mutantes y Romeo Void. Chris Isaac de Silver Tones, también, y Bonnie Hayes & The Wild Bunch. Bonnie Hayes, una de las chicas más cool de la escena punk. Yo vivía junto a estas bandas de rock, tanto de punks como de artistas. De repente querían imágenes. Me llamaban y decían: Stanley, sé que tienes fotos, esta revista quiere hacer un artículo sobre nosotros… Casi sin darme cuenta, me convertí en un fotógrafo profesional mientras aún era estudiante de arte”.

Así empezó la carrera fotográfica de Stanley Greene con la escena punk de San Francisco de los 70, conocida como «Arte y Música» (debido a la escuela de arte de la ciudad). Mientras estudiaba durante el día, por la noche Greene visitaba los clubs, y escenarios punks de toda la ciudad fotografiando un movimiento musical, social y cultural.

En su libro “The western front” Greene  cuenta la historia de la escena punk y también su participación en ella. “Los grupos de música me dejaron fotografiarlos con sus novias, durmiendo, follando, drogándose… Fue la mejor y a la vez la más pacífica época de mi vida. Por muy loco que fuera todo, por muy colocado que estuviera, había un equilibrio».

En 1986 se trasladó a París y se cambió a la fotografía de moda durante una pausa en su carrera. «Era un diletante sentado en los cafés y tomando fotos de las chicas y consumiendo heroína». Poco a poco, empezó a cubrir noticias- Tuvo la suerte de estar en Berlín Oriental en 1989 cuando cayó el muro. Ya no paró. En 1992 viajó a Mauritania y Malí donde cubrió la rebelión de los tuareg. Al año siguiente, cubrió la guerra civil de Sudán. En 1991 era el único periodista occidental que estaba en la sede del Gobierno en Moscú durante el intento de golpe de Estado contra el entonces Presidente ruso Boris Yeltsin.

«Los soldados rusos disparaban constantemente hacia el lugar donde me encontraba», escribe Greene en su libro. «La única manera de salir de lo que se presentía como una trampa mortal era correr hacia otro lado. Como sabía que iba a morir si permanecía donde estaba me dio el coraje suficiente para salir corriendo… y logré salir vivo de mi intento lo que me dio el temple necesario para enfrentarme a otras situaciones de peligro».

Luego fue testigo del genocidio de Ruanda en 1994 y las guerras de Azerbaiyán y Chechenia. Siempre hacía fotos que superaban la historia inmediata. Siguió los pasos de la cooperante norteamericana Fred Cuny desaparecida en Chechenia y publicó un libro de fotos, Open Wound. Fue en Chechenia donde se identificó con los chechenos y y denunció la brutalidad del asalto ruso.

Pero el hecho de cubrir la guerra tuvo un fuerte impacto en su vida personal. «De repente no sabes cómo expresar nada. Te sientes culpable si te diviertes; te sientes culpable si te ríes de un chiste porque piensas en todo lo que has estado fotografiando y en todas esas cosas que has dejado atrás.»

Atraída por la llama, la polilla estuvo en la guerra de Irak en 2004, la guerra de Afganistán, la guerra civil siria… creó la agencia de foto reportaje Noor  y el cáncer logró lo que no habían  conseguido los mil peligros vividos.