Pablo Picasso soñaba con un libro que «sería el reflejo más exacto de su personalidad, así como su retrato más fiel. En él quedaría expresado el desorden que le es propio. Cada página sería un verdadero popurrí sin el menor atisbo de organización o de composición. […] Simplicidad y complejidad se combinarían como en sus cuadros, sus dibujos o sus textos, como en una habitación de su apartamento o de su taller, como en él mismo», según confió a su secretario Jaime Sabartés en 1939.

Este libro, Escritos. 1935-1959, presentado en el museo Picasso de Málaga el pasado martes, ofrece al lector el conjunto de los escritos de Picasso, entre los que se cuentan un gran número de inéditos descubiertos tanto en la colección de Dora Maar como en colecciones privadas y en las de los Museos Picasso de París y Barcelona. Realizados con lápiz negro, lápices de colores, tinta china, bolígrafo, incluso con rotulador, estos textos se despliegan en papel de dibujo, de cartas, reversos de sobres, invitaciones, fragmentos de periódicos… Algunos llegaron a ser grabados, coloreados, litografiados o pintados, con lo que quedaron elevados al rango de obra de arte.

El libro, con introducción y notas de Marie-Laure Bernadac y Christine Piot, y acompañado de un importante aparato gráfico, permite sumergirse en el corazón del proceso creativo de uno de los más grandes artistas del siglo xx.

Es la primera ocasión en que se publica el conjunto de los escritos en español, tras una primera edición en 1989 de la editorial francesa Gallimard, que publicó una edición ampliada en 2021 con otras piezas.

 

Picasso Pablo (dit), Ruiz Picasso Pablo (1881-1973). Paris, musée national Picasso – Paris. MP1146.

 

«Una de las cosas que más nos sorprendió fue la importancia que Picasso le da a esta faceta y el continuo trabajo que hizo con estas creaciones de corte poético en las que la escritura automática tiene un protagonismo muy intenso y donde refleja un universo simbólico, metafórico y temático que también se ve reflejado en su obra plástica», dijo en la presentación del libro celebrada este  Jesús Espino, director editorial de Ediciones Akal, y que ha publicado «Pablo Picasso. Escritos. 1935-1959».

En Picasso no se pueden diferenciar los textos de la obra de arte. Todo forma parte de un universo creativo que a veces se plasma en la obra plástica y otras, en los textos, y de una personalidad polifacética y proteica que está continuamente creando y dando vueltas a las cosas, e inmersa en los cenáculos artísticos de la época en París.

En sus casi 800 páginas, el libro descubre a un Picasso inédito. Un osado creador de textos poéticos de corte surrealista, entregado a la escritura automática, que fustiga o alaba a sus amantes y ofrece retazos de su vida. Realizados con lápices negros y de colores, tinta china, bolígrafo o rotulador, los textos picassianos están en hojas de dibujo, papel de cartas, reversos de sobres, invitaciones o fragmentos de periódico. Algunos fueron grabados, coloreados o litografiados, convirtiéndose así en obras de arte.

Picasso solía escribir en la mesa del comedor o de la cocina y de forma tan libérrima como pintaba, sin el menor respeto por la ortografía o la puntuación. Su pensamiento fluía a borbotones, adornando las letras y dibujando en los márgenes. «La pintura no forma parte de la prosa, es poesía, está escrita en verso con rimas plásticas», le diría a Françoise Gilot, la que fue una de sus exmujeres.

 

La traductora, Esperanza Martínez Pérez, dijo que ha sido una labor compleja, y agrega que, «incluso cuando se ha acudido a las traducciones francesas de los textos originalmente escritos en castellano por Picasso, se ha podido ver la dificultad que tuvieron ellos para plasmar determinados giros y propuestas».

La traducción ha sido, por tanto, «una labor muy compleja», y es que además la edición de Gallimard hizo «una transcripción pura de los manuscritos, sin signos de puntuación, y eso complica los sentidos y la interpretación».

Picasso es el gran creador artístico, continuamente abriendo caminos, nunca se para, siempre está investigando nuevas formas y materiales y no se conforma con lo que ha hecho», y este libro revela a «un Picasso muy desconocido para el gran público y de enorme calidad, porque suena a Breton, uno de los grandes de la creación literaria surrealista».

Además, durante algunas etapas de su carrera, el artista malagueño «buscó en la literatura respuesta a la crisis que estaba teniendo en lo plástico», según Espino.

 

 

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