REINA ROFFÉ
Pintura de Howard Lockhart (1913-2006)

A simple vista, Furgón de Cola
se presenta como un libro de crítica literaria, pero cuando nos adentramos en
él, advertimos que no tiene nada que ver con ese propósito en ninguno de sus
registros. Los textos reunidos, en el cuidado volumen de la editorial madrileña
Arena Libros, irrumpen sin el menor atisbo de evaluación de un tema o de
interpretación de una obra. 

Carecen de esa intencionalidad por completo.
Desaparece de esta escritura, del fraseo particular de Hugo Savino, el carácter
propedéutico. Se elimina, a golpe de tralla, cualquier prolegómeno o
introducción al tema, ni antes ni después y, mucho menos, el sentido didáctico que
pueden contener los ensayos al uso.
Savino, escritor argentino nacido en
Buenos Aires en 1945, y radicado en Madrid desde hace algunos años, cuenta con
una obra muy personal, en la que destacan novelas, volúmenes de poesía y
traducciones del francés al castellano de libros como Ostinado de Louis-René des Forêts, Frente a
lo inmemorable
 de Louis-René des Forêts, Aquel que no
me acompañaba 
de Maurice Blanchot, Los días y las noches de Alfred Jarry y Spinoza de Henri Meschonnic, entre otros.
Hugo Savino
¿Pero a quién lee e interpela el autor de Furgón de Cola? Sólo a aquellos de una
ruta que le es afín. Mallarmé, Jack Kerouac, Céline, Joyce, Henri Meschonnic,
el poeta y filósofo francés que tanto ha traducido. Ruta poblada de nombres
célebres y de otros que son conocidos entre unos pocos.
El primer acierto del
libro es su título, porque todos o casi todos los artistas que están en el
furgón (no faltan vivos ni muertos, pintores ni escultores de aquí y de allá), es
decir, lejos de la locomotora y del coche comedor, parecen merecer una audición
distinta que sepa captar el sonido de su excéntrica producción, como si  la crítica corriente o conformista no hubiera
podido entrar en sus frecuencias o prestar atención a la voz más austral de sus
relatos o de sus decires o expresiones, creadores que claman otra lectura. Lecturas
fuera de serie o, al menos, de las
series habituales, incalificables para el oído común.
Savino ha declarado, más de una vez, que su
escritura evita por todos los medios caer en la anécdota, en el realismo que,
para él, es la peste, en la fidelidad a los géneros, y esto resulta tangible
desde el primero al último de los textos de su recopilatorio, diario o carnet
de impresiones que es, en sí mismo, una visión de la literatura desde ese
costado en que se sitúa el autor porteño: el lugar del aforismo, del no
discurso, del culto al dictado creativo y frenético como fuente continua de
renovación.
José David Sánchez
Es evidente que Savino bebe en el jazz y sus
fraseos, estableciendo un diálogo entre los artistas que aparecen en Furgón de cola sin que entre ellos
exista una aparente relación. La encontramos al final de la lectura, tras los
antagonismos, las diferencias, lo especial de cada artista que aborda, y también
en el nexo de unión entre los textos, ese “hacer y deshacer” las lecturas de
que Savino habla en ocasiones, porque la improvisación abre vías, pensadas,
recreadas, sentidas, en aparente sinsentido. ¿Cómo poner a dialogar, si no, a Mallarmé
con Kerouac, al argentino Ricardo Zelarayán con el otro argentino Macedonio
Fernández, a su amigo y compatriota Luis Thonis con Meschonnic? Sólo a través
del desorden, del caos, del abandono de lo que Savino llama “la burocracia
crítica” que nos atrae a lo central.
Furgón
de cola
es un
libro sobre lo periférico de la escritura y, también, por qué no, sobre los
escritores de la periferia. Geográfica (muchos de los autores elegidos
provienen del Cono Sur), cultural, literaria, artística. Es una improvisación,
dice su autor, porque en ella afloran caminos, citas y lecturas. Siempre las
lecturas. Relatos que nos remiten a otros textos, a otros autores, a otros
itinerarios. La consigna, si es que hay una legible, la encontramos en la idea
insistente, neurótica, de romper los límites, alejarse de los cánones, de las
certezas, de la ausencia total de desafíos.
Escribir con el cuerpo y en primera persona, clama
Savino en cada página, sin pautas, sin esclavitud a nada que no sea la propia
voz, las propias lecturas, los silencios propios, y sobre creadores que, según
entiende, están del mismo lado del lenguaje.
Hugo Savino
Furgón de cola
Arena Libros,
Madrid 2016
154 páginas, 14 €

Reina Roffé, escritora y periodista. Su
obra incluye novelas como Llamado al Puf,
Monte de Venus, La rompiente, El cielo
dividido
, Lorca en Buenos Aires, La madre de Mary Shelley y el libro de relatos Aves exóticas. Cinco cuentos con mujeres raras. Entre otros ensayos, ha publicado Juan Rulfo: Autobiografía armada y el libro de entrevistas Conversaciones americanas. Es autora
también de Juan Rulfo. Las mañas del
zorro
y Juan Rulfo. Biografía no autorizada.