Dibujo de Jean Cocteau. 1953

Enrique López Viejo (Valladolid, 1958) es un escritor al que los lectores de Libros, nocturnidad y alevosía conocen por haber colaborado con nosotros desde los inicios. Enrique tiene en su haber dos buenas biografías y  ahora que acaba de aparecer la tercera, hemos pensado que es un buen motivo para conocer mejor al protagonista de La vida crápula de Maurice Sachs, editada por la editorial Melusina, y a él, con la esperanza que algún día se decida a escribir su autobiografía.


Usted nació en 1958 y publicó su primer libro en 2008, ¿se considera un autor tardío?
Pues sí. Empecé a escribir tarde, sin especial intención de hacerlo. Me puse a ello por entretenerme, por contar historias sobre personajes que me interesan, haciéndolo como me gustaría que me lo contasen, contando lo que otros me han contado. Sin más pretensiones. Antes, sólo había escrito cuadernos de viajes, cuestiones privadas, meros ejercicios. Aunque siempre mantuviera la ilusión de ponerme a escribir, lo hice cuando llegó el momento.
¿Qué significa para usted escribir?
Es una cuestión relativa. Por un lado surge de cierta exigencia personal, por el reto con uno mismo y, también, por determinada necesidad de comunicar. Por otro, lo dicho, por pasarlo bien haciéndolo. ¿Afán literario? Ya le digo, esto es relativo. Unas veces escribes con frase larga, otras con frase corta.
Antes de dedicarse a la literatura, ¿tuvo otros oficios ¿Cuál de ellos le marcó más y por qué?
Al acabar mis estudios, estuve unos años en la docencia, que no me gustó; luego estuve en negocios de música y conciertos, que no me dieron dinero, pero debo decir que fueron unos años estupendos; posteriormente, tuve locales de ocio, diurnos y nocturnos, y hace algún tiempo tuve que retirarme. La vida nocturna es la que más huella te deja en términos de salud, pero esto es una obviedad. Todo lo que he hecho me ha divertido hacerlo casi siempre.
¿Cuáles son sus obras de cabecera y que le enseñaron?
Yo me eduqué con la lectura de geografía e historia, y luego, claro, con las novelas. Mis preferencias son decimonónicas.
Tengo autores favoritos. Adoro a Lawrence Durrell, a Proust y a Tolstoi, por citar algunos grandes, pero son muchos y distintos los que me emocionan, algunos que se podrían considerar marginales literariamente, como Schwob, Goncharov, o Fermor. En la cabecera de mi cama duermen muchos libros. Desde hace algún tiempo, leo mucho más ensayo que novela. Soy de los que piensan que la realidad supera a la ficción, como es en el personaje de Maurice Sachs.
¿Qué le empuja a escribir la biografía de alguien? ¿Tiene que ver con sus aficiones literarias o con las características del personaje?
A escribir biografías te lleva la curiosidad, el tratar de conocerlo todo en la vida y ambiente del personaje que te interesa, sobre el que pones el foco o la lente. El protagonista es lo principal. Luego está la forma de contarlo, tratar de ser lo más ameno, o hacerlo de la forma que resulte más interesante para el lector.
El que escriba sobre estos singulares de la historia no es por un afán literario, sino porque me gustan estos personajes.
Enrique López Viejo. Foto de Melanie Pouquet
¿Este libro que viene a ser su tercera biografía tras TRES RUSOS MUY RUSOS, las de Herzen, Bakunin y Kropotkin, y la vida del escritor francés Pierre Drieu La Rochelle, tiene algo en común con los anteriores?
 
Los divinos rusos fueron tres semblanzas de personajes fantásticos. Aristócratas, anarquistas, muy rusos, que recorren todo el siglo XIX.
Respecto a estos franceses, siendo biografías muy distintas, la vida de Sachs tiene relación natural con la de Pierre Drieu la Rochelle,  pertenecen a una misma época y tienen un mismo paisaje, París y la Francia de Entreguerras.
Me interesé por Maurice Sachs tras recordar su existencia, (nos lo presentó Modiano en una de sus primeras novelas que leímos a finales de los setenta). Su espectro volvió aparecer mientras me interesaba en el mundo de Drieu la Rochelle, en los despachos de la revista Voilá, editada por Gallimard. Ambos coincidieron, pero Drieu despreciaba a Sachs.
Las vidas de Pierre Drieu y de Maurice Sachs, son muy diferentes, son dos historias distintas. En Drieu hay mucho rigor y honor hasta el último de sus actos, el suicidio. La de Maurice Sachs es la vida de un pícaro bon vivant desafortunado, y de esta forma he tratado la semblanza del personaje.
¿Quién fue Maurice Sachs? ¿Se le puede considerar un escritor maldito?
Maurice Sachs fue un individuo encantador y excepcional, que vivió y sufrió una vida trepidante, un ser moral y amoral, que pudo ser un grandísimo escritor, pero que sólo fue un pobre libertino, un ser humano que tuvo una vida desgraciada, pudiéndola haber tenido magnífica. Un tipo muy especial y sobresaliente en muy distintos aspectos.
Es un escritor maldito, muy maldito. Él mismo dijo tener la sangre maldita, no conocer ni distinguir que eran el bien y el mal. Pretendió en distintas ocasiones redimirse de su inveterada tendencia a hacer el mal a tantos como se lo hizo, pero no por ello tuvo un gran sentido de culpa. Un caradura sin igual, hay que decirlo.
Si hubiese vivido ahora, en lugar del periodo de entreguerras y la segunda guerra mundial, ¿cree que hubiera tenido un final distinto?
En los tiempos actuales lo hubiese tenido más fácil, seguro que sí. El mundo de la Europa de entreguerras tuvo demasiadas sombras. Ahora la realidad tiene más color, presumiblemente, todo hubiera sido más fácil para un individuo de las características de Sachs.
Sea como fuere, es hijo de su tiempo y circunstancias, los Locos Años Veinte, formándose y viviendo en un ambiente social y artístico tan superlativo como era el que se concitaba en París en aquellas décadas, entre las dos grandes guerras.
El final que tuvo fue como fue, y tiene el escenario inevitable del trágico momento que le tocó vivir, y como eligió vivirlo. Pero ahora, como en cualquier otra época de la historia, caracteres o personalidades como la de Sachs, tienen parecidos reflejos vitales, o lances que podrían semejarse.
Jean Cocteau. El gitano, 1951
La mala fama de este gran escritor ¿fue merecida?
Sin duda de ninguna clase, su mala fama fue más que merecida, no paró de “armarlas” durante su vida entera, su capacidad de enredo y de causar todo tipo de perjuicios a los demás, fueron absolutas; su desafección para con todos y con todo, fue máxima. Sin embargo, Sachs tiene algo de querube maldito, de divino Mefistófeles. Jean Cocteau dijo que Sachs encantaba a Dios mismo.
¿A qué debía sus dotes de seductor?
Era un hombre simpatiquísimo, culto, elegante y divertido. Todos los que le trataron, y nos lo han contado, coinciden que fue un gran seductor, un galante que engañó a muchos. Pero, también, siendo un romántico de personalidad generosa, fue un perverso sin escrúpulos que sufrió, además, el ser un alma en pena. Maurice Sachs tuvo una personalidad muy compleja y fue un sinvergüenza de tomo y lomo, pero personalidades prominentes de su época, le perdonaron siempre, precisamente, por tener un encanto muy especial en el que mezclaba la osadía con la debilidad, una fragilidad extrema.
¿Sachs puede definirse como un literato o como un vividor con inquietudes literarias?
La realidad es que fue más vividor que escritor, aunque siempre soñara ser lo segundo. Pero en este aspecto, malgastó su tiempo. Su quimera fue la de ser un gran literato, pero su espíritu y ánimo principales fueron el procurar darse la gran vida, con las servidumbres de sus vicios, que fueron muchos. Fue un hombre muy disparatado, difícil en todo, trastornado, pero también fue un gran artista. Como escritor tiene algunas cosas, pocas, que son muy buenas.
¿Es verdad lo que decía Sachs que intentaba ir hacia el bien pero que acababa siempre empujado hacia la infamia por él mismo y contra él mismo?
 
Esta pregunta requiere una respuesta muy extensa. Sachs es un amoral que se convertirá en moralista. Es un sinvergüenza que, sin ser una malísima persona, tuvo actuaciones terribles. Es víctima de sus arquetipos inconscientes, de su genética, de su formación y ambiente, de su fatalismo, de su fatalidad, de lo fatal que actuó. No paró de cometer errores en la gestión de su vida y en su trabajo como escritor. Realmente, la vida de Maurice Sachs es la historia de un fracaso, de un fracasado.
Maurice Sachs
De todas las novelas que escribió Sachs, ¿Cuál cree que es la mejor y por qué?
Le Sabbat es su gran novela, y sus retratos, caracteres y pensamientos, son de sumo gusto literario, muy originales y, para mí, excepcionales. Sachs tuvo un discurso muy especial, exquisito en mi opinión.
¿Usted lo ha visto más como un retratista de los Locos Veinte o como un pícaro eterno?
Sachs es el paradigma del Pícaro mayúsculo de siempre. Lo fue en los locos años veinte y de igual manera vivió en los difíciles treinta. Ahora sería parecido, en el futuro, o en el Siglo de Oro. Su tipo de personalidad y carácter son eternos, desde Grecia hasta nuestros días.
¿Qué fechoría le parece más divertida de las cometidas por Sachs y cual la más denigrante?
Tiene un montón de aventuras tremendas, el seminario y su primer amor en la Costa Azul, la estafa a Coco Chanel, su periplo americano, todos los líos durante la Ocupación. Todas sus tropelías. Lógicamente, entre robos, timos y estafas, sus delaciones de congéneres judíos y su faceta de proxeneta, que también lo fue, son nefastas. Tuvo actuaciones loables, muchísimas hilarantes y algunas en extremo vomitivas.
De habérselo encontrado en París en un local de moda, y de haberle pedido prestado dinero ¿Qué le hubiera dicho?
Es graciosa esta pregunta. Claro que lo hubiera dejado dinero, seguro que nos hubiéramos ido a tomar unos “destornilladores” juntos, unas cuantas copas. Era divertidísimo, un diletante de las artes sin igual, y un magnífico charlatán. En distintos momentos, todos quisieron estar con él y disfrutar de su enloquecido discurso. Claro que hay que recordar que también fue odiado.
Dibujo de Jean Cocteau. 1958
Al leer su biografía da la impresión de que nada podía saciarlo ¿A qué se debía?
Fue un hombre compulsivo, terriblemente compulsivo, un ser que podría haber tenido cinco vidas, (como se pretendieron fueran sus muertes).  Determinados déficits desde la infancia, conformaron una personalidad sicótica y estrafalaria. Teniendo infinidad de pasiones y multitud de amores, odió y dinamitó su propia vida, principalmente bebiéndosela, pues Maurice Sachs fue víctima de un alcoholismo desesperado desde muy joven. Sachs bebió mucho, efectivamente, tenía una sed maldita, un ansia infinita.
El ritmo que imprimió a su existencia, cómo vivió su vida, hicieron que su carrera fuera extenuante. Hoy quería ser cura, mañana marchante de arte, al día siguiente, dueño de un burdel, pretendiendo siempre ser escritor, el grandísimo escritor que pudo haber sido. Todo le salió mal. Las elecciones que tomó, fueron siempre equivocadas. Víctima de sí mismo, en Sachs hay un ansia enfermiza, además de una personalidad autodestructiva.
De Sachs ¿Qué perdurará más el personaje o su obra?
Maurice Sachs, si así ocurre, perdurará como un fantasma, un personaje perverso, más que como un escritor sobresaliente. Su obra acabada no es mucha. Se recordará lo novelesco de su vida, su discurrir, su comedia, su drama, y su tragedia.
Si de un personaje novelesco como Sachs se hiciera película hoy en día que actor cree que encarnaría bien el personaje principal?
Coincido con Thomas Clerc, un buen estudioso de Sachs, que el actor de época que mejor lo hubiera caracterizado sería el suicida Georges Sanders, (que precisamente escribió unas Memorias de un sinvergüenza profesional). Pero ahora, del cine actual, sinceramente, lo he pensado, y no lo sé. Que las aventuras de Sachs son cinematográficas… de ello no me cabe la menor duda
¿Cree que Sachs ha tenido herederos o fue una figura única circunscrita a un momento determinado?
Seguro que Sachs ha tenido y tiene herederos. No es único. Son muchos los crápulas y libertinos, los que quieren escribir y lo hacen de una manera u otra, los que tienen una vida loca, los pícaros y buscavidas, los afortunados y los que no.
Absolutamente, son pocos los que tuvieron o tienen la oportunidad de vivir como Sachs lo hizo, en su ambiente, rodeado de quienes lo acusaron o perdonaron, los perjuicios que les hizo a todos y cada uno de los que le conocieron.
En cualquier caso, la trayectoria del disparatado personaje y escritor francés Maurice Sachs, fue la que fue en su momento, durante tres décadas muy especiales en la historia del siglo XX, y con un epicentro como la ciudad París.
Luego, que el judío diletante Sachs tuviera la sobresaliente oportunidad de vivir entre los mejores de su tiempo… Cocteau, Chanel, Jacques Maritain, Gaston Gallimard, y que lo hiciera de tan mala manera, provocando tantos desastres, hasta el grado singularísimo que observamos al conocer su historia, la que se ha contado en este libro de LA VIDA CRÁPULA.
La vida de Maurice Sachs es la de un aventurero muy especial.