Una primera novela es, entre otras cosas, una intención de permanencia y un señuelo para un posible lector. Pero también nos explica muchas de las claves de su autor que todavía no domina tanto la técnica narrativa como el deseo de expresarse y ser entendido. La comprensión viene a ser el punto medio ente los propósitos perseguidos y el resultado logrado. Por eso hemos pensado hacerle unas preguntas a Javier Rovira para que nos hable de su primera novela Sesión privada, con la intención de conocer mejor como ha sido su creación y la idea que tenía al escribirla.



   Dame una razón para leer tu novela

  No creo que deje indiferente, hay mucha tramoya y mucho trampantojo pero las cosas que allí se cuentan son terribles. El lector puede pasar un buen rato con la lectura porque las intrigas no faltan, aunque, como digo, luego se le invita a la reflexión.


   ¿Qué características tiene tu novela?
  Intento escribir con los cinco sentidos, crear atmósferas, y me gusta el juego con los tiempos y el llegar a la cara oculta de los personajes; aunque, sinceramente, no creo que sea yo el más indicado para señalar esas cuestiones.
Foto de Isabel Aranda. Javier Rovira

  
  ¿Qué significa para ti el escribir?
  La pregunta no es fácil pero la contestaré con la mayor sinceridad: para mí escribir es antes que nada una fuente de inmenso placer, y, francamente, no se me ocurre mejor motivo a la hora de emprender cualquier tarea. Escribo porque disfruto escribiendo y porque la escritura me permite contar cosas que me inquietan, historias que rondan en la cabeza y que necesitan salir al exterior.


  ¿Cómo descubriste tu vocación por la escritura?
  Creo que todo viene de mi pasión por la lectura, después fueron surgiendo las ideas y las ganas de expresarlas. Es una vocación que ha ido creciendo con el tiempo, tanto que ahora no concibo la vida sin escribir.


  ¿Qué género de novela te gusta más?
  Me gustan las novelas que me conmueven, no importa el género.


  Como profesor de música, ¿crees que hay más similitudes o diferencias entre componer o escribir una novela?
  En el ámbito de la música yo no soy compositor sino intérprete, un dato muy significativo a la hora de comparar mi profesión de pianista con el hecho de construir una novela, cuyo proceso de creación es total, sin «partitura» previa. En cuanto a si hay similitudes entre la música y la narrativa, basta pensar en lo importante que es en ambos casos la estructura; el ritmo, sin el cual el lector nos abandona; la melodía, que es el tono que empleamos para seducirlo…; en fin, puntos en común no faltan.



   ¿Has escrito otras novelas o Sesión privada es tu primera novela?
   Hay otras, claro, uno no escribe un libro de cuatrocientas páginas de la noche a la mañana, hay mucho trabajo y bastante camino recorrido detrás.


   ¿Qué es lo que te inspira para escribir o en que cosas te basas a la hora de empezar a escribirla?
   Me gusta trabajar con imágenes, escenas que me impresionan por cualquier motivo y que acaban desencadenando un torrente de ideas y de preguntas. Si hay suerte, de esas ideas puede surgir un argumento.


   ¿Cómo fue que se te ocurrió la idea de Sesión privada?
   Pues de una imagen precisamente: Stefan Zweig y su mujer muertos en una cama, se acababan de suicidar en Petrópolis y alguien los fotografió. Es una imagen un poco macabra y al mismo tiempo conmovedora: ¿cuánto amor hay que sentir y cuánta confianza hay que tener en el otro para compartir un hecho tan definitivo? Sesión privada surge de esas preguntas, luego se añadieron otras cuestiones pero el germen está ahí.


   ¿Cómo definirías el género de tu novela? ¿Se puede decir que es una novela negra?
   No, no lo creo, digamos que es una novela con tintes negros, tintes que funcionan como un ropaje que a mí me resultaba muy adecuado para contar una de las tramas. La novela bebe de varios géneros pero no creo que se pueda encasillar en ninguno: hay guerra, cierta trama negra en el Madrid de los años 50, una investigación muy actual sobre temas relacionados con la memoria histórica, algún toque erótico y mucho desamor. No sé, yo soy incapaz de encasillarla, y, la verdad, tampoco creo que eso importe.


   ¿A que se deben los tres ejes temporales que tiene: la guerra civil, la posguerra y la actualidad?
   Nos pongamos como nos pongamos, tanto la guerra como la posguerra han marcado la España contemporánea, no se trata de reabrir heridas pero sí de evitar el olvido; y los años cincuenta fueron, desde mi punto de vista, la santificación definitiva de una degradación social generalizada que arranca el 1 de abril del 39. He intentado recrear esos mundos a través de mis personajes, tanto desde muy cerca y muy dentro como desde los primeros años de nuestro siglo; y lo que se descubre con la lectura es que los traumas que arrastran todos ellos vienen en su mayor parte de aquel tiempo terrible.



  ¿Son tres tramas en una o cada una es independiente de la otra?
   Las tramas de la guerra y la posguerra están íntimamente ligadas. Lo que sucede en la época actual es una visión de todo aquello, aunque siempre narrado con distancia.


  De estos tres ejes temporales y argumentales, ¿cuál es el más importante?
   La novela tiene un presente muy concreto, el que va desde el otoño de 2001 al mes de marzo de 2004. El protagonista sufre todo tipo de reveses y acaba enfrentado al horror de ese presente después de haber examinado el pasado desde un punto de vista un tanto irónico. Creo que es en el choque de esas dos visiones donde reside el nudo de la novela.


   ¿Qué buscas en un posible lector?
   En la novela se recrean escenarios y épocas que pueden resultar muy atractivos, hay bastante intriga y yo he intentado mantener una lectura ágil y un ritmo sostenido para que ese lector no se me escapase, y todo porque luego, cuando el libro termina, le invito a una reflexión profunda sobre ciertos asuntos.


   ¿Qué características crees que tiene el gerente de la funeraria encargado de localizar los cadáveres de la pareja que se suicidó en Málaga en 1941?
   Marcos Alvar es un tipo bastante tranquilo y un poco escéptico a quien, por cierto, le espantan todas esas novelas y películas repletas de «heroicas milicianas y desalmados falangistas». Su punto de vista empieza siendo muy despegado pero lo que descubre y sus propias vivencias personales van calando en él hasta conducirlo a algo parecido a una catarsis. Creo que es un personaje muy cercano, simpático, un antihéroe fácilmente identificable.


   En cuanto a la figura del censor franquista, ¿qué es lo que mas te ha llamado la atención de esa época del franquismo?
   Los censores franquistas me parecen en general unos personajes bastante siniestros y, esta vez sí, muy pero que muy negros. En la novela he intentado retratar una sociedad degradada, la España de la posguerra y de los primeros años 50, una sociedad capaz de admitir las mayores atrocidades siempre que estas quedasen en la sombra; a la luz estaba las misas diarias, las mantillas y los bigotitos bien recortados.


   A tenor por lo escrito en tu novela, ¿crees que Madrid tuvo una rica vida nocturna durante los años cincuenta? Y si es así, ¿en qué se caracterizaba?
   Imagino el Madrid de la época como una ciudad muy triste y muy gris; luego estaba la isla de la Gran Vía, con sus boîtes de moda, sus estraperlistas y sus prostitutas de lujo. Recrear ese mundo de Haigas, mambos y cócteles sofisticados me ha resultado apasionante, todo un escaparate de lujo y glamour que tenía una trastienda llena de dolor, humillación y mugre.


  ¿Si tuvieras qué explicar en qué consiste tu novela y cual es su argumento qué dirías?
  Dos historias que discurren de forma paralela hasta que acaban cruzándose. El Madrid más oscuro de los años 50, con un perverso censor como protagonista, y el Madrid de los primeros años de nuestro siglo, con un narrador que no quiere saber nada de las heridas abiertas en nuestra historia reciente.


   ¿Cuales son tus autores favoritos?
  Muchos, pero seré breve. Me suelo inclinar por la literatura en inglés: Richard Ford, Ian McEwan, Coeetze… Y en España, sin duda Juan Marsé.


  ¿Cómo ves a los escritores contemporáneos tuyos?
  Al margen de los escritores claramente comerciales, veo muchas búsquedas de nuevas formas y nuevos lenguajes, algo muy loable aunque yo creo que a estas alturas hay ya muy poco que inventar. Si hablo más bien como lector, me sigo quedando con aquellos autores que saben contar buenas historias; para mí la literatura es eso, nada más…, y nada menos.


   ¿Qué libro estás leyendo actualmente?
   Incendios, de Richard Ford, un ejemplo muy claro de lo que acabo de decir.


   ¿Qué obra leerías por segunda vez?
  El Quijote y Madame Bovary: dos lugares comunes en toda entrevista, lo sé, pero así son las cosas…


JAVIER ROVIRA (Almería, 1967) es pianista profesional y profesor de conservatorio en Madrid, además de licenciado en Filología Hispánica. Formado en Madrid, París y Bruselas, ha ofrecido recitales en numerosos países y ha actuado como solista con diversas orquestas. Desde hace años compagina sus actividades musicales y docentes con la literatura; fruto de ese esfuerzo es la aparición de su novela Sesión privada.