El calor y el frío tienen un efecto importante entre los seres que habitan los fondos marinos aunque debido a que la temperatura cambia menos y de forma más lenta que en la superficie, las estaciones oceánicas se retrasan. En los periodos más templados del otoño las aguas de distinta densidad vuelven a mezclarse, y el alimento abunda en la superficie, lo que junto con la luz solar, permite a las algas que forman el fitoplancton –los microorganismos que hacen la fotosíntesis– crecer tan rápidamente como sus vecinas terrestres y las especies marinas como las estrellas de mar y los erizos aquí fotografiados se aprovechan de ello. Los colores también cambian como en la superficie y toda esta belleza otoñal es lo que enseñan estas fotos de Beatriz García Infante, nuestra fotógrafa marina.