Los Menucos, en la Línea Sur de la Provincia de Río Negro, está rodeada de mesetas. Dominada por el viento, la piedra laja entre otros minerales, tiene fecha de nacimiento por decreto presidencial. Yadem Cader llegó con el corazón en la mano vapuleado por una travesía indomable y todos los kilómetros hechos a legua, a barco, a caballo. Llegó de Siria con un puñado de palabras desnudas en el alma. La memoria nos acompaña hasta su presencia que en un carrito va por la inhóspita Patagonia vendiendo mercaderías, la escena está dominada por el desierto de raíces hondas que lleva en su lomo la sangre de muchos héroes sin nombre.
Agustín Cader, es nieto de Yadem Cader. “Mi abuelo con 16 años se subió a un barco, con un destino incierto, dejando atrás a sus padres y a toda su familia en Siria. No sabía nada de Argentina, de su idioma, ni de sus costumbres y así y todo hizo su trabajo”. Y subraya “con el sudor de su frente”.
“Adquirió un campo cercano a Los Menucos, se casó, formó una familia, vivió hasta los 108 años y hasta los 95 trabajó en el campo”.
Siria es un país conocido. Un profundo intercambio hay entre Argentina y ese país de los Montes de Golan, de las ruinas hechas pedazos de Palmira, de la conversión de San Pablo. Una larga bocanada de narguile de religión, política,identidad, justicia, recursos naturales, coronavirus, nos mantienen en una constante conversación sin tiempo ni zoom que se intensifica por esto de lo virtual y que esconde la realidad de una guerra de trincheras humeantes.
Agustín nos explica “Siria es cuna de civilizaciones, lo que la convierte en más que un simple país o un territorio. Siria es el idioma, Siria es la cultura, sirias son las escrituras. En Siria han pasado centenar de civilizaciones, lo que la convierte en un crisol de etnias dentro del mundo árabe, es parte de la tierra prometida, y partes de su terreno son Tierras Santas, ya que Jesús hizo en más de una oportunidad el camino Jerusalén-Damasco (capital de Siria). Es Siria, junto con Jerusalén (Israel-Palestina), Byblos(Líbano), partes de la actual Grecia y el antiguo Reino de Egipto, raíz de la humanidad”.
Y ahora es la Ciudad de Safita de 33 mil habitantes. ”No fue tocada por la guerra” Sus ojos y oídos son solo testigos mudos de balas. Pisada por fenicios, caldeos, egipcios. Está ubicada al noroeste de Siria y alguna vez fue habitada por los Caballeros Templarios del Chastel Blanc. En lo alto de tres colinas, entre valles, nacieron los Cader.
“Todavía no pude ir, por la guerra los controles son muy estrictos” cuenta Agustín, un apasionado de la historia.
Siria es uno de los países donde se consume mayor cantidad de yerba mate en el mundo. “La inmigración siria en Argentina provocó que haya una unión de culturas dónde los argentinos hemos adquirido muchas cosas de ellos y ellos muchas de las nuestras. Una de ellas es el mate, que tuvo gran aceptación en Siria cuando llegó. Esto era, porque los Sirios residentes en Argentina, iban a Siria a visitar familiares y de regalo les traían mate, un termo y un paquete de yerba. Fue tan grande la aceptación en Siria que actualmente es el único país árabe en el que se cultiva la yerba mate y es la población que más importa yerba argentina también”.
La Cultura árabe merece muchas más lecturas que la simple estereotipación de la novela de la tarde y los noticieros.
Agustín dice “en Occidente creemos que todos los árabes son terroristas y esto es un error grosero y esto es así por culpa del mal manejo de la información de los grandes medios de comunicación masivos, el árabe en general es un tipo alegre, sonriente, hospitalario que está fuera de todo pensamiento belicoso. Es capaz de ofrecerte su casa si no tenes dónde vivir”.
Argentina es un país trazado desde su vientre por el multiculturalismo. La llegada de la Corona Española con los amores de carne y oro de sus conquistadores vertieron sobre la tierra un profundo perfume de sacrificios que tejieron el actual mapa de Argentina.
“Hoy vemos una sociedad Argentina que ha aprendido de sus errores, y si bien faltan un montón de cosas para seguir evolucionando, creo que hemos crecido mucho y estamos aprendiendo a respetar todos los días un poquito más a nuestras instituciones que en definitiva es respetar la concepción de Estado y eso es lo más importante para consolidar un proyecto de país” resume Agustín.
Safita, Los Menucos, la tierra, el silencio, el golpe del corazón que es una sed que no acaba nunca, la extensión, el olor del mar, la humanidad se abre paso en la promesa a Abraham. Las estrellas con cierto ardor brillan en la extensa noche multiplicando la herencia de los Cader, que junto a tantos otros, cruzaron el océano o viajan ahora en un bote de goma por el Mediterráneo con Alan a bordo preguntando una y otra vez cuando llegaremos.

Agustín Cader