Cuando alguien escribe sus memorias y casi llegan a las mil páginas, lo mínimo que se debería pedir a la editorial es un índice onomástico. En el caso que me ocupa, las memorias de la actriz neoyorquina Barbra Streisand (Nueva York, 1942), que desde luego tienen interés, están repletas de nombres y siempre gusta adelantar la lectura y ver que dice de algún compañero de profesión, amante o marido, o al menos, a mí. Y puestos a pedir, please, un índice por categorías, por ejemplo, amantes, que en este caso ocuparía tres cuartos de página.

Streisand dice que la escritura de estas memorias le han costado diez años de trabajo. Lo creemos. Más que recordar los viejos tiempo de esta buena actriz que ahora tiene 81 años, lo duro habrá sido descartar material porque cuando se ha vivido una vida como la suya no faltan historias, sino que sobran.

Barbra Streisand comenzó su carrera artística como cantante en un bar gay y luego en el restaurante Bon Soir del Greenwich Village neoyorquino. En ambos sitios tuvo un reconocimiento temprano por su voz potente y distinta. De allí pasó a otros clubs nocturnos y los escenarios de Broadway. En el libro escribe que uno de los motivos por lo que deseaba ser famosa era porque le gustaban las sábanas limpias y la cama recién hecha, y un día que estaba de pie mirando su dormitorio y agarraba 55 dólares en su trabajo, pensó que debía hacerse famosa para  conseguir que otra persona le hiciese la cama. 

Barbra Streisand con su actual marido James Brolin

 

En sus memorias no se anda con menudencias y se ríe de mas de una gloria sagrada de la escena neoyorquina, como Lee Strasberg, del que dijo que se parecía a un tío suyo y rehuyó dar clases de interpretación en su academia. Tampoco cedió nunca en operarse la nariz, aunque se lo aconsejaron múltiples veces.

Uno de los momentos decisivos de su carrera fue su papel en el musical de Broadway Funny Girl en 1964, donde interpretó a Fanny Brice. En él demostró sus dotes interpretativas, y también le permitió exhibir su talento como cantante, lo que le valió un premio Tony a la mejor actriz de musical y ganar en 1968 el Oscar a la mejor actriz. A lo largo de los años, Streisand siguió destacando tanto en el canto como en la interpretación, consolidándose como una artista versátil.

Como mujer de carácter, tuvo numerosos “incidentes” con la industria. El más sonado fue con motivo de la película Tal como éramos, dirigida por Sydney Pollack. Estrenada en 1973, estaba protagonizada por Streisand y Robert Redford. Se trataba de un drama romántico que tuvo elogios de la crítica. La producción de la película no estuvo exenta de dificultades, y hubo diferencias entre Streisand y Pollack en cuanto a la dirección creativa de la película.

A Streisand no le gustó el montaje final, porque Pollack eliminó unas escenas claves para entender por qué la pareja formada por los dos protagonistas rompía, aunque estaban muy enamorados.   

 

Streisand, que era productora del proyecto, también estaba en desacuerdo sobre la forma de representar a los personajes y el tono general de la película. Al final, Pollack tuvo la última palabra como director, pero la colaboración estuvo marcada por los enfrentamientos. Cincuenta años después ha editado una versión ampliada de la película con las escenas que Pollack, ya fallecido, quitó.

A pesar de estos desencuentros, «Tal como éramos» fue un éxito comercial y recibió varias nominaciones a los premios. La interpretación de Barbra Streisand fue muy elogiada, y la película ha perdurado como un clásico del género del drama romántico.

Otro enfrentamiento lo tuvo con el dramaturgo y director Arthur Laurents durante la producción del musical I Can Get It for You Wholesale en 1962. Streisand, relativamente desconocida en aquella época, fue elegida para el papel principal del musical. Sin embargo, surgieron enseguida tensiones entre ella y Laurents por diferencias creativas.

El conflicto llegó a tal punto que Laurents quiso despedir a Streisand de la producción. A pesar de este contratiempo, el incidente no afectó significativamente a la carrera de Streisand. Y encima los dos acabaron reconciliándose y colaboraron con éxito en otros proyectos, sobre todo en la adaptación cinematográfica de la obra de Laurents «Tal vez como éramos».

 

Otro enfrentamiento sonado lo tuvo con el actor Walter Matthau en el plató de Hello, Dolly(1969). Durante el rodaje, Matthau criticó el perfeccionismo y la atención al detalle de Streisand. Se cuenta que Matthau, frustrado por el número de tomas y el afán de precisión de Streisand, le dijo que sus pedos tenían más talento que ella y que si tanto empeño tenía en ello, que dirigiese la película y les dejase en paz.   

Nacida en Broklyn, Barbra no conoció a su padre, una maestro judío que falleció cuando ella tenía quince meses, por lo que en su vida hizo también de padre imaginario. La madre no quiso que fuese actriz y veía en su hija un gran futuro como secretaria, pero ella se dejó las uñas lo más largas posibles para dificultar cualquier acercamiento a un teclado. Su padrasto le decía que era demasiado fea y baja para serlo. 

Luego la madre, Diana Kind, al ver el interés de la hija cambió de opinión. Los primeros contactos de Streisand con el mundo del espectáculo se debieron a la influencia de su madre.

Barbra Streisand no recibió una formación especial en escuelas o instituciones de interpretación tradicionales. Sus primeras experiencias como actriz fueron en gran medida autodidactas y se desarrollaron gracias a su propia iniciativa y determinación.

 

El éxito de la actriz en Broadway y su posterior paso al cine demostraron su talento innato y su capacidad para conectar con el público. Algunas de sus mejores películas fueron «Ha nacido una estrella» (1976), donde recibió elogios de la crítica por su interpretación y ganó el Oscar a la mejor canción original por Evergreen. Al final de su carrera se dirigió ella misma como en Yentl (1983) y El príncipe de las mareas (1991).

Tampoco en la música le fue mal y ganó múltiples premios, como el mejor Álbum del Año por The Barbra Streisand Album (1963) y Mejor Álbum Vocal Pop Tradicional por Partners(2015). Ya hemos dicho todo lo bueno o casi. En el libro exagera con los elogios de los compañeros de carrera. Debilidades narcisistas.

Aparte de dos maridos, tampoco le faltaron amantes. Marlon Brando le dijo en una fiesta en 1966 que le gustaría follar con ella, mientras su mujer estaba en la habitación de al lado. Ella lo rechazó, y terminaron siendo amigos toda la vida. Se tuvo diversas historias con Warren Beatty, Jon Voight, Omar Sharif, Steve McQueen, Don Johnson, Kris Kristofferson, el primer ministro de Canadá Pierre Trudeau “un hombre elegante que todavía tenía suficiente espíritu libre como para llevar sandalias al Parlamento”… Estuvo casada con el actor Elliot Gould de 1963 a 1971 y tuvieron un hijo, Jason Gould. Otro actor, James Brolin es su marido desde 1998.

El libro contiene una serie impresionante de buenas fotos de Streisand. En definitiva, un libro donde siempre hay algo interesante, y que sería mucho más manejable con un índice onomástico. ¡Por Dios!, que no lo ha publicado unas pequeña editorial que  tiene que controlar los gastos de papel. Mas generosidad, please, en la próxima edición. 

 

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