La historia que nos cuenta este libro es la relación de Frank Sinatra con España, país que visitó con frecuencia para actuar en películas y ver a Ava Gardner. Con sus altos y bajos, escándalos y adulterios, Sinatra siguió en contacto con la actriz norteamericana hasta su muerte. No se trató de un amor romántico sino más bien una historia amorosa de muchas idas y vueltas, ya que ambos tenían caracteres fuertes, y tampoco les gustaba renunciar a lo que les ofrecía la vida.
Con estos dos personajes, el escritor y periodista Francisco Reyero ha indagado en el tiempo vivido por estos dos actores en la España de los años cincuenta y sesenta del siglo pasado. Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, la dictadura franquista se había quedado descolocada debido a su alineación con las fuerzas del Eje durante la contienda. Para suerte de Franco, la Guerra Fría le proporcionó la posibilidad de una nueva alineación con los Estados Unidos y el comunismo como enemigo común. El rodaje de películas norteamericanas en España ayudaba a lavar la cara al régimen, traer divisas y fomentar el turismo, por lo que todo era facilidades.
Frank Sinatra, el hombre delgado de Nueva Jersey, el chico duro de barrio, fue muchas cosas a lo largo de su vida: libertino, trotamundos, maniaco depresivo, padre de familia, solitario, amigo de mafiosos, hedonista… Ella tampoco se queda atrás en títulos y titulares.
Ava Gardner llegó a España en 1950 para rodar una película en la Costa Brava, no sin antes parar en Madrid, donde descubre el bar de copas por excelencia de entonces, el Museo de Chicote del barman Perico Chicote. Allí la espera Mario Cabré, un torero actor y coprotagonista de la película.

El Madrid de Ava Gardner
Cabré será el iniciador en la afición taurina de la actriz y el primer amante torero. Le seguirá Luis Miguel Dominguín, con el que siguió unida incluso cuando estaba casada con Sinatra. En sus memorias, Ava dijo de él que “éramos bueno amigos, además de buenos amantes y no nos exigíamos demasiado el uno al otro”.
A la chica guapa de ojos verdes, le gusta España y se siente identificada con el flamenco, los toros, las salas de fiesta, y el alcohol. En Tossa del Mar rodará un folletín en que se ve convertida en una seductora que enamora a un piloto de carreras y un torero, lo cual tiene ciertos visos de realidad porque Ava en ese momento mantiene un romance con Sinatra, que se encuentra casado y cuya carrera no se encuentra en el mejor de los momentos, y un torero.
Francisco Reyero escribe su libro con testimonios, memorias y biografías, aparte de la prensa del momento. El resultado es una visión completa de una pareja que va a su aire. El escenario es el Madrid del Castellana Hilton, el Villa Rosa, el Pasapoga, el piso de Lola Flores, los tablados y los rodajes, y muchos sitios más que la actriz suele visitar acompañada por su doncella negra Mearene Jordan. Entre tanto, el matrimonio entre la actriz y Sinatra se despeña en los titulares de la prensa rosa con peleas furibundas y reconciliaciones.
Ava ha comprendido que para la vida que desea llevar no hay mejor ciudad que Madrid y allí se establece mientras atiende sus compromisos cinematográficos. Tiene la suerte de que muchas producciones norteamericanas se ruedan en la península. El coste es mínimo, la geografía muy variada, hay mucho palacio y castillo, e incluso el cine patrio dispone de buenos técnicos.

Francisco Reyero. Foto de Liliana Pérez
Además, si uno no se mete con el régimen o se enrola en la oposición, puede disfrutar de una vida sin freno ni marcha atrás si dispone de tiempo y dinero. Algo que el mismo Sinatra descubrirá a sus expensas cuando en 1964 clame contra Franco en un hotel de Torremolinos tras un incidente con un fotógrafo al que ha roto la cámara. Al final, le dejarán terminar el rodaje de la película en la que trabaja antes de multarle y expulsarle del país, momento en que pronunciará la frase que es el subtítulo del libro de Reyero: “Nunca volverá a ese maldito país”.
Sin embargo, desaparecido el régimen franquista, Sinatra regresó para dar un concierto en el estadio Santiago Bernabéu en 1986. Debido a la impericia de los organizadores y los precios de las localidades resultará un fracaso. Para que no actuase frente a un centenar de espectadores, los promotores regalaron las entradas a los militares de la base norteamericana de Torrejón de Ardoz.
Ava y Frank fueron una mujer y un hombre en huida permanente con paradas intermedias para beber y disfrutar de la vida. Y así siguieron hasta el final. El cantante y actor contribuyó a pagar los gastos hospitalarios de Ava tras el ataque de hemiplejia que sufrió en 1986. También la vida amorosa de Sinatra fue turbulenta como se puede leer en esta amena biografía que leemos de un tirón. Al leer la última página, no podemos menos que estar de acuerdo con la letra de “A mi manera”, la canción que inmortalizó el cantante.
“He vivido una vida plena, viajé por todas y cada una de las autopistas, y más, mucho más que esto, lo hice a mi manera”. Solo cabe añadir: Y a la de Ava Gardner.