En el 2017 visité en el siempre interesante Centro de la Imagen de La Virreina de Barcelona, dirigido por Valentín Roma, la exposición Blackout sobre Tres del que me habían hablado y que había fallecido el año anterior. Poco sabía de él, pero fue verla y darme cuenta de que Tres, mas que un artista conceptual al uso, iba más lejos de esa somera definición.
Fronterizo con muchos géneros y experiencias pero siempre desde una perspectiva rupturista con interesantes desarrollos, como su activismo del silencio o los blackouts (definido por él mismo como un vaciamiento sonoro del espacio arquitectónico), que fueron la marca de identidad de Tres. De este modo me fui interesando por Tres al que una muerte prematura (había nacido en Barcelona en 1956) interrumpió un proceso que se encontraba en un punto muy interesante.
Iniciado como músico en la escena independiente de la Barcelona de los años setenta y ochenta, Tres tuvo un recorrido singular. Aunque inmerso en el experimentalismo fronterizo entre la performance, el ready-made, la fotografía o el collage supo darle una impronta propia (no tuve la suerte de asistir a sus cócteles silenciosos), en acciones que le singularizaron y buscaban lo indeterminado y la esencia del vacío. Tres recoge la herencia de las vanguardias de comienzos del siglo XX y de los años de la segunda posguerra mundial para seguir con sus admirados James Lee Byars y Joseph Beuys, y abrir nuevos paréntesis en el discurrir de nuestro incesante ruido. Es aquí donde mas nos falta Tres.
Por eso este libro editado por el Centro de la Imagen de La Virreina, cuyo bonito diseño es obra de Luz de la Mora, viene a soslayar en parte una deuda que tenemos con Tres, aparte de dar a conocer su obra y repensar la pregunta del millón: Cómo encaminar una posible disidencia frente a los actuales supremacismos.

Tres a mediados de los ochenta. Fotografía de Javier Carles
«La trayectoria de Tres (Barcelona, 1956- Premia de Dalt, 2016) desborda cualquier intento de tipificación. Al mismo tiempo, rechaza el adjetivo de heterodoxa. Desde el arte sonoro hasta la performance, desde el ready-made, hasta la fotografía o el collage, sus proyectos participan de los experimentalismos que salpicaron el campo estético español entre los años 80 y la actualidad. No obstante, su obra parece desarrollarse en la retaguardia de las corrientes hegemónicas, igualmente de espaldas a las impugnaciones subalternas. Con un pie en la agit-pro y otro en la tautología, es decir, enarbolando la bandera rupturista aunque empeñado en interpretar, mediante cada propuesta, cuál es el fundamento del arte como práctica política y sociocultural, los trabajos de Tres pueden ser vistos hoy como ejercicios para un episteme de la discrepancia, mientras que el silencio sería una estrategia de vaciamiento absoluto, no solo retórico productivo, sino también físico y espacial. Sus proyectos problematizan aquellos usos históricos y públicos que han modelado el valor de las palabras, pero sobre todo abren nuevos territorios de enunciación para el conocimiento, líneas gramaticales donde se nos convoca a imaginar la subjetividad colectiva. En este sentido, Tres si escribe dentro de una genealogía artística intempestiva y sofisticada a partes iguales que engloba a James Lee Byars y a Susan Sontag, a John Cage y a Joseph Beuys o Williams Burroughs. Por otro lado, sus “ancestros” literarios -Stéphane Mallarmé, Antonin Artaud, Samuel Beckett o J.D. Salinger- hablan de un autor que prolonga esa línea subterránea que, partiendo del dadaísmo y siguiendo la senda conceptual, percutió vocabularios, nomenclaturas y conciencias plásticas. Férreamente unida a una radicalidad sin tiempo, la obra de Tres apenas esconde otra clase de compromiso: un pacto por la belleza que trae consigo batir de alas y rugir de sables, cierta reinvención de las potencialidades de la poesía que deviene primero silencio y más tarde disparo». (Texto de presentación del libro TRES, publicado por La Virreina. Centre de la Imatge)

Tres junto a otros miembros del grupo Klamm durante uno de los conciertos que dio la formación en la sala Metro de Barcelonas, en 1983

Silencio para coro y mar de mercurio, playa de Sant Sebastià de Barcelona, 21 de junio de 2006

Tres emergió como músico en la escena de la música independiente y alternativa de Barcelona de los años 70 y 80.
«El 3 de marzo 1993 se celebraba, en el taller que Tres compartía en el barrio Sarriá de Barcelona, el primer cóctel silencioso. La idea se la había inspirado a Tres la lectura del libro El lenguaje del cuerpo, del escritor norteamericano Julius Fast, publicado originalmente en 1967, y en su día un auténtico best seller. En él, el autor se refiere a la invitación que le hizo un amigo psicólogo para participar en una reunión no verbal que para su sorpresa resultó ser fascinante. En la invitación no se daban muchas pistas sobre el evento, salvo que no había asientos y que se podía bailar…
Tres se apropió de la idea y la adaptó a sus propias inquietudes. Convocó así el primer Cóctel silencioso, que él mismo promovía en los siguientes términos: “Una exploración del silencio como presencia dialéctica que perturba y a la vez se legitima en un mundo poblado por palabras. Definido habitualmente como una “ausencia “, el silencio experimentado entonces como una “presencia” que a nadie pasa desapercibida. Los invitados, liberados de la imposición social de la palabra, son testigos mudos de una sonoridad que contiene una vigorosa exaltación del silencio, la de aquellos universos sonoros que pueblan su espesura. El Cóctel silencioso es pues, también, un evento sonoro y no presenta parecido alguno con ninguna otra reunión social; Su silencio lo sitúa en una esfera definitivamente futurista difícil de olvidar”.
Los Cócteles silenciosos fueron una de las acciones más exitosas de Tres, una de sus marcas más características como activista del silencio. En ellos se servía vino embotellado especialmente para la ocasión que llevaba etiquetas diseñadas por él mismo. Entre el año 1993 y 2007 llegaría a organizar hasta diez, la mayoría en Barcelona pero también en Madrid (2003), Aielo de Malferit (Valencia, 2003) y Deltebre (Tarragona, 2007). El último en el que él mismo participó tuvo lugar en Pekín, en diciembre de 2007 , en la sede del Instituto Cervantes en esa ciudad.
El guion y desarrollo de los Cócteles silenciosos sufrió ligeras modificaciones a través del tiempo, en función de la experiencia adquirida en los anteriores. Tres siempre concibió sus acciones con un criterio dinámico, experimental, conforme al método ensayo/ error, evitando incurrir en repeticiones literales de la misma fórmula. Por otro lado, en cada ocasión la actitud y la conducta del público matizaban significativamente el contenido de la experiencia propuesta». (Texto de Ignacio Echevarría en «Tres»).

Detalle de los Retratos silenciosos 1987-1990
«En una línea estéticamente mucho más seductora, muy ligada a los trabajos plásticos de Tres de los años 80, cabe mencionar -siempre en los 90- las fotografías antiguas de las que se sirve para intervenir sobre ellas, añadiéndoles, con tinta blanca o negra, ya sea esquemáticas estructuras cúbicas, ya ondulantes y abigarradas formaciones de líneas que producen intensos efectos de energía en movimiento, asociables a masas de sonido que unas veces convergen y otras surgen de los oídos de los personajes fotografiados. La misma técnica empleará Tres para una larga serie de retratos de escritores y artistas célebres -Franz Kafka, André Breton, Francis Picabia, Charles Chaplin…-, a los que, abundando en una práctica en la que perseverará a lo largo de toda su trayectoria, homenajea con cualquier pretexto, siempre relacionado con el silencio. Serán también artistas y escritores, escogidos por virtud de haberse pronunciado en alguna ocasión acerca del silencio, los que protagonizan la intrigante y atractiva serie Mis labios están sellados, en la que sus retratos aparecen semiocultados por círculos blancos de distintos tamaños y sellos de correo ssimismo “silenciados” con círculos blancos». (Texto de Ignacio Echevarría en «Tres»).

Joseph Conrad

De la serie Superposiciones, 1992

Antonin Artaud

Franz Kafka
Los silencios de María Callas, 2005. Gesso y acrílico sobre papel troquelado

Samuel Beckett, 2005. Gesso y acrílico sobre papel

Stéphane Mallermé, 2005. Gesso y acrílico sobre papel troquelado

Serie de Hipercubis expuesta en La Virreina Centre de la Imatge de Barcelona en 2017
«A propósito de esta serie Estoy muerto, Valentín Roma, en el programa de mano de la exposición “Tres. Blackout” comisariada por él mismo, escribía que “se trata de un proyecto de productividad que dinamita esa sobreproducción desde la que se acorrala la vida. Quizás así podría interpretarse las imágenes de un cuerpo no identificable -un muerto cualquiera o todos los cuerpos- hallado a la intemperie urbana o en lugares conflictivos, en el centro de las ciudades o en sus terraines vagues, o tal vez un cuerpo que alguien abandonó después de cierta metamorfosis, como las crisálidas muertas sin su habitante, como la piel que las serpientes mudan -otra referencia al silencio- para más tarde dejarla en los márgenes de los caminos”. Pero la serie admite ser comprendida también como una ilustración a la vez irónica y trágica de la situación del propio artista -del propio Tres- en el sistema del arte y en la sociedad que desoye sistemáticamente su “prédica”. (Texto de Ignacio Echevarría en «TRES»)
Serie «Estoy muerto». Puente de Brooklyn, Nueva York, 26 de febrero 2006.

Serie «Estoy muerto». La Rambla, Barcelona, 16 de febrero 2004.

Serie «Estoy muerto». Palacio de Justicia, Barcelona, 24 de mayo 2008.

Serie «Estoy muerto». Edimburgo, 24 de mayo 2008.

Serie «Estoy muerto». Berlín, 3 de noviembre del 2007.

Algunas de las 72 bolas de silencio distribuidas los días 15 y 16 de febrero de 2007 en los distintos stands de las galerías de la feria de arte ARCO 07.

Tres durante «La performance». La performance fue precedida de un riguroso ritual de «purificación» en el que los colores rojo y azul simbolizaban el cuerpo y el espíritu.
«Ligada al espíritu de la nueva etapa esta la serie titulada El silencio es sangre del año 2009. Se trata de nueve carteles publicitarios de gran formato que Tres se trajo de su viaje a China, en 2007. En ellos, las figuras de las mujeres que los protagonizan están distorsionadas mediante manchas rojas, que evocan la sangre, y las características formaciones ondulantes con que Tres consigue siempre sugerir masas de energía en movimiento. Los carteles están tratados con la misma técnica de los Papeles vaciados, y las figuras femeninas –“mujeres carniceras”, las llamaba Tres- transmiten -a consecuencia de las intervenciones, a veces muy sutiles, de Tres- una extraña sensación de gélida crueldad. No es sencillo definir la intención que animó a Tres a componer esta serie, probablemente inspirada por un desengaño amoroso sufrido por esas mismas fechas. En cualquier caso, Tres vuelca al realizarla el virtuosismo técnico que lo caracteriza desde hace ya mucho tiempo, y su efecto, tanto si se considera cada pieza individualmente como si -preferiblemente- se las contempla en su conjunto, es impactante y de una intrigante belleza». (Texto de Ignacio Echevarría en el libro «Tres».)
«En la última década de su vida, Tres proyecta su trabajo simultáneamente en varias direcciones. Así ocurre hallándose él mismo, en cuanto artista, en una prolongada crisis motivada por ese hartazgo y esa fatiga que ya se han apuntado, y que no solo responden a la incomodidad que le produce cierta sensación de estancamiento en su propia evolución, sino también a la precariedad material en que ha venido desarrollando toda su actividad, siempre al margen, cuando no a contrapelo, de los más convencionales circuitos de consagración. El hecho es que, conforme se adentra en la cincuentena, Tres no deja de cuestionar su propio estatus como artista. Eso le conduce a redefinirse y tantear nuevos rumbos, algo que, sin embargo, tiene que hacer sin dejar de administrar la marca creada a lo largo de dos décadas, sin desentenderse de todos sus objetivos anteriores ni tampoco del patrimonio creado.
En esta situación de impasse, que por momentos se traduce en un sentimiento de enorme libertad para hacer cuanto se le antoje -empezando por “hacer ruido-, tres regresa intempestivamente a los orígenes y retoma su más antigua vocación: la de músico rockero.
Ocurre a finales de 2011. Por entonces Tres conoce casualmente a D.Black, batería y percusionista con el que grabará primero el ya mencionado tema musical Free Weiwei (D. Blake se hacía llamará entonces P.J. González), y con el que al poco tiempo fundará un dúo de bajo y batería que adoptará el nombre de The Fake Druids». (Texto de Ignacio Echevarría en «Tres»).
Portada y dorso de «Artefact», tercer y último CD de The Fake Druids, de 2013, publicado ya postumamente.
TRES. (LA VIRREINA). CENTRE DE LA IMATGE. AYUNTAMIENTO DE BARCELONA, 2021