Carola Ferrari (San Salvador de Jujuy, 1977) es licenciada en psicopedagogía en la (UNRC) Universidad Nacional de Rio Cuarto y escritora. Publicó Prohibido prohibir (El emporio, 2013) una novela histórica situada durante la denominada Reforma Universitaria de 1918 en Argentina, un movimiento para democratizar la universidad y darle un carácter científico, y Esclava blanca (El emporio, 2015) sobre la trata de personas y prostitución. Un común denominador en todas sus novelas es su interés y reclamo por la lucha y los derechos de las mujeres en todos los ámbitos sociales. Hablamos con ella sobre su última novela, Isolda.
Isolda, tu nueva novela ¿tiene relación con Esclava blanca y Prohibido prohibir?
Isolda es la periodista de Esclava Blanca. Con Prohibido Prohibir no tiene ninguna relación. Elegí tomar este personaje ya que merecía su propio libro. No quise que su historia estuviera en un libro con una temática tan fuerte como la trata de personas. La historia de Isolda es fuerte por sí misma y ello merecía un tratamiento especial.
El movimiento “Ni una menos” te impulsa a escribir de estos asuntos lo haces porque te interesa este problema
“Ni una menos” (movimiento feminista y de protesta contra la violencia a las mujeres surgido en Argentina en el 2015) no me impulsa a nada. Apoyo el movimiento, y me parece totalmente necesario. Pero yo hace quince años que trabajo con la temática de género. Es mi lucha. La lucha siempre es por los sectores vulnerables, por la injusticia, por la desigualdad, por los derechos humanos. Y siendo mujer, habiendo padecido desde acosos a intentos de abusos, entre muchos otros agravios que sufrimos por ser mujeres, ¿cómo no involucrarse?
Como surgió Isolda, como te organizaste con el proceso de escritura
Cuando uno habla de la trata de personas no hay dudas, todos compartimos un horror común frente al delito. Ahora, cuando hablamos de la época nefasta de los militares (una dictadura militar gobernó Argentina desde 1976 a 1983) siguen alzándose voces que proclaman: ¡que vuelvan! Y a mí me resulta de un dolor infinito pensar que todavía no registren lo que fue el terrorismo de Estado de aquellos años, el robo de niños, la tortura, la desaparición, el arrebato de la identidad. Y para colmo de los males siguen habiendo quienes aseguran que fue una guerra entre dos bandos, como si ese discurso hubiera cuajado bien para algunos argentinos. Y yo, aunque sea desde lo poco que puedo aportar para construir un mundo mejor, hice lo que amo, que es escribir y desde mi novela intento transmitir lo que fue esa época oscura, con el dolor que aún hoy sigue causando.
En un libro, ¿puede tener más peso la violencia de género o una historia de amor?
No creo. El amor atraviesa toda la novela. Y la cultura también lo hace, la violencia de género está metida en un chiste, en un comentario que la cultura intenta naturalizar pero las feministas sabemos que no se deben dejar pasar.
Una vez terminado al boceto del inicio, ¿pueden surgir cambios en el proceso de creación?
Por supuesto que hay cambios. Cada vez que corrijo el párrafo que armé y desarmé parece que fuera otro, aunque la idea de lo que quería transmitir sea la misma.

Carola Ferrari
Párrafo de Isolda
Hoy voy a contar mi historia.
En algún momento me dediqué a investigar la desaparición de personas, el tráfico humano.
Los que desaparecen no son ni muertos ni vivos porque en la desaparición te quitan la muerte, te roban el llanto.
Y fue a partir de la desaparición de una mujer que comencé a pensar en la identidad de los que no tienen voz ni manos.
Una de las víctimas de trata de personas dijo: «Tuve que reconstruirme».
¿Reconstruir su humanidad?
¿Acaso todos estamos construyendo nuestra identidad en el día a día? ¿Elegimos quién ser y quién no ser con pequeños actos? No sé, yo sólo elucubraba una palabra que nacía de los sueños y resonaba en tristes amaneceres: «identidad».
¡Qué gran desafío para nuestra existencia! Andaremos muchos caminos hasta poder dar con nosotros mismos. Los otros son el espejo que nos devuelve la imagen de aquello que somos o aquello que no queremos ser.
Y yo anduve coqueteando con ese espejo por largos años. Hasta que supe de la gran mentira. Y toda mi identidad construida se resquebrajó.
¿Eso sería reconstruirse? Volver a pintar tu cara en el espejo: un trazo aquíy un borrón más allá… levantar la comisura de los labios, mostrar los dientes, achinar los ojos, soltar el pelo, fruncir el cejo, ¿quién era?
«Salir de uno mismo para ponerse en el lugar del otro» es una frase trillada. ¿Quién sale de su engaño para entender al engañador? ¿Quién sale de su lugar de vejado para entender al vejador? No me jodan, la vida no es una frase ni un poema; la vida es carne, pasión y sangre. La vida es amor y odio. La vida es este puto aprendizaje.
TRAILER DE ESCLAVA BLANCA