Philip Kerr en El francotirador (RBA, 2023) nos traslada al Miami de comienzos de los años sesenta que mira con hostilidad y paranoia hacia La Habana de Fidel Castro. John Kennedy acaba de ganar las elecciones presidenciales por un escaso margen de votos a Richard Nixon. Castro vira hacia el comunismo y discursea nueve horas seguidas en la Plaza de la Revolución un día si y otro no. La mafia y la CIA intentan eliminar al líder cubano que ha nacionalizado empresas norteamericanas, dejado a los mafiosos sin sus casinos y amenaza con exportar la revolución al continente americano.

 

El novelista escocés Philip Kerr (Edimburgo, 1956- Londres, 2018) nos guía por este escenario histórico de la mano de un asesino a sueldo de padre cubano, Tom Jefferson, que se dedica con eficacia profesional a cumplir con los encargos de sus clientes. Luego la mafia emplea a un detective retirado próximo a jubilarse, Jimmy Mimmo, para dar caza al primero.

 

Kerr lo hace con la misma maestría que en la serie del detective Bernie Gunther, cuando nos enseñó que Hitler y el nacionalsocialismo alemán era un excelente decorado para una novela negra. La serie terminó por la muerte del autor que publicó en total veintinueve novelas, dos obras de no ficción y diez de literatura juvenil.

 

Philip Kerr

 

Ahora la mafia está cansada de los fracasos de la CIA y contrata a Jefferson para que mate a Castro. El asesino se da una vuelta por la Habana, estudia el terreno y hace sus cálculos. Cuando regresa a casa le espera su mujer que trabaja para Kennedy en el equipo de la campaña presidencial del Partido Demócrata. La mujer conoce las actividades del marido, lo que no parece que le quite el sueño, lo cual indica que no es trigo limpio.

 

Como todos sabemos, Castro murió en la cama por lo que Jefferson no disparó en contra suya. Después de aceptar el encargo y cobrar un adelanto de 125.000 dólares, descubrió que su mujer se acostaba con Kennedy, como si fuera una Marilyn Monroe cualquiera. Pero alguien la asesina antes de que se puedan tirar más hilos de esta relación entre un presidente y la mujer de otro.

 

Cuando tenemos la trama hirviendo, Kerr introduce una segunda línea que es mas interesante todavía. ¿Y si Jefferson fuese un agente cubano? De momento ha desaparecido. La mafia quiere encontrarlo para saber que ha pasado y recuperar el dinero adelantado. Entonces reclutan a Nimmo, un ex agente del FBI, para que le encuentre. Como buen policía que fue, Mimmo se acerca a su objetivo y empieza a descubrir asuntos importantes, como que Jefferson apunta ahora a eliminar a un Kennedy dispuesto a invadir la Cuba castrista. No sabemos si Jefferson desea vengarse de la muerte de su esposa o cumple una orden. En cualquier caso, Jefferson nos recuerda desde lejos a Lee Harvey Oswald, el asesino de Kennedy. No hace falta dar más vueltas de tuerca para atrapar al lector.

 

Gente que asiste a un mitin de Fidel Castro en La Habana de los años sesenta. Foto de Deena Stryker

 

 

Las novelas de Kerr son atmosféricas, tienen mucho humor negro y los personajes «reales» no aparecen por casualidad, sino conectando sus biografía verdadera con las líneas argumentales. El resultado es una novela de argumento tan inteligente como cínico y con varios giros que obligan al lector a no alejarse de la página.

 

En cuanto a la Historia en sí, se habla del asesinato de Kennedy y la supuesta relación entre Joe Kennedy y la mafia. También de los vínculos entre ciertos organismos gubernamentales de EE.UU. con el crimen organizado. Para quien no conoce a fondo la verdad histórica no resulta fácil discernir entre historia y ficción, aunque todo es verosímil. En parte también porque Philip Kerr sabe contar una época de una forma brillante y con múltiples detalles que van desde la música, hasta el lenguaje, las modas y ciertas costumbres.

 

Con estos ingredientes, la lectura se sucede a buen ritmo en este thriller electrizante que nos lleva desde la Cuba castrista a los medios contrarrevolucionarios, pasando por los despachos y modos de obrar de la mafia, la CIA y el FBI. La trama está bien cosida y seguimos a nuestros protagonistas en un duelo conspirativo de gama alta. Una pena que un cáncer se llevase a Kerr hace cinco años. Le vamos a echar de menos cuando ya no podamos leer ninguna novela nueva suya.  

 

 

 

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