Los Tres Mosqueteros de Alexandre Dumas comienza con D’Artagnan que, a su pesar, se ve obligado a enfrentarse a tres duelos entre todos, salvo que el intento de los Guardias del Cardenal de evitarlo lo lleva a retarlos junto a sus tres retadores y a convertirse en su amigo inseparable. Hasta el punto que los tres mosqueteros Athos, Porthos y Aramis  le permitirán incorporarse a su grupo, manteniendo la definición de “Tres”. Fantasía literaria, ya sabes. Casi tres siglos después de los hechos imaginados por Dumas, la historia por la que el diputado italiano Eugenio Chiesa en 1910 se vio implicado en cinco duelos fue una realidad histórica. De esta historia, Giorgio Dell’Arti ha escrito una novela titulada Gli onorevoli duellanti ovvero Il mistero della vedova Siemens (Los honorables duelistas o el misterio de la viuda Siemens) (https://cutt.ly/Mg3UAhI).  

“Onorevole”, es decir Honorable, es un término reservado tradicionalmente en Italia para los diputados. Se dice “Onorevole Di Maio”, “Onorevole Meloni», o en la otra rama del Parlamento “Senatore Renzi”, “Senatore Salvini”, al igual que en el Reino Unido hablamos de “Lord Carrington” o “Lord Greenhalgh”. “Los honorables duelistas”, por tanto, más que como “Los honorables duelistas” debería traducirse “Los diputados duelistas”. Pero hay un matiz de ironía, siempre presente en italiano cuando un “Honorable” hace cosas que no son realmente honorables, que es prácticamente imposible de interpretar. Y luego “El misterio de la viuda Siemens”.

Italia siempre ha sido un país a la vanguardia en esgrima (https://www.ilpost.it/2013/08/11/italia-scherma/). Con 49 medallas de oro, 43 de plata y 33 de bronce en el ranking olímpico de esgrima, Italia es el país más premiado, por delante de Francia, Hungría, Rusia-URSS y Alemania-Alemania Occidental. Esta excelencia también la recuerda Arturo Pérez Reverte en su novela El maestro de esgrima (https://cutt.ly/lg3UDNr). En el mismo siglo que Los tres mosqueteros, un duelo también juega un papel importante en la novela de Alessandro Manzoni I Promessi Sposi (Los Novios) https://cutt.ly/Jg3UHPI origen de la prosa italiana moderna.

Nacidos antes de la historia y consagrados en algunas reglas de la era feudal, los duelos experimentan un importante resurgimiento en la época romántica, como lo demuestra una larga lista de personalidades ilustres que murieron en varios países. El padre de la Constitución estadounidense Alexander Hamilton, además matado por el entonces vicepresidente Aaron Burr. El padre de la literatura rusa Aleksandr Sergeevich Pushkin. El otro gran poeta y dramaturgo ruso, además de pintor, Mikhail Yur’evič Lermontov. El padre de la socialdemocracia alemana Ferdinand Lassalle. El Infante de España Enrique de Borbón y Borbón-Dos Sicilias. El gran matemático francés Évariste Galois. El escritor brasileño Euclides da Cunha. Armand Carrel, el periodista francés que inventó los anuncios. En el Reino Unido, las autoridades hicieron un esfuerzo decisivo para detener esta moda peligrsa a ya en la primera mitad del siglo XIX. Pero en otros países los duelos se siguieron haciendo en cantidad hasta los primeros años después de la Primera Guerra Mundial.

 

 

Lo curioso es que en Italia algo tan moderno como la conquista de la libertad de opinión y de prensa fue acompañado por un resurgimiento de la manía caballeresca de resolver los desafíos del honor en un combate singular, en el que incluso los políticos más progresistas se encontraban a menudo. a la vanguardia. De alguna manera, esta disputa en la política y el periodismo italianos aún persiste. Año tras año, Reporteros sin Fronteras baja regularmente la posición de Italia en su ranking de libertad de prensa, precisamente por el flagelo de las quejas imprudentes. En aquel entonces, sin embargo, se enviaban padrinos. Ciertamente era más peligroso, pero curiosamente si los contendientes sobrevivían dejaba menos secuelas, e incluso el enfrentamiento podría allanar el camino para fervientes amistades.

Mientras que, por ejemplo, el gran líder del Partido Radical italiano del siglo XX Marco Pannella era famoso por las huelgas de hambre, el gran líder del Partido Radical del siglo XIX Felice Cavallotti era famoso por los duelos. Hizo 31 y murió el 32. También famoso en 1886 lo que se llamó la “Disfida di Burletta”. Un juego de palabras entre burletta, chacota, y el “desafío de Barletta” (https://www.youtube.com/watch?v=Dr6rjYQWqq4) que se había hecho el 13 de febrero de 1503 en las cercanías de la ciudad de Apulia durante el transcurso de la guerra de Nápoles. 13 caballeros italianos al servicio de España en 1503 habían derrotado 13 caballeros franceses después que uno de ellos había llamado a los italianos “cobardes”. El «Desafío de Burletta» entre los editores de los dos periódicos boloñeses Gazzetta dell’Emilia y Patria reunió en cambio a ocho duelistas, ocho sables, ocho médicos y dieciséis padrinos.

También famoso fue el duelo a pistola entre los marqueses Mazzacorati y Pizzardi. También famoso fue Turillo di San Malato, nacido en Trapani, inventor de un tiro secreto al que llamó “el castigo de Dios”. Las disputas literarias también terminaron a menudo de esa manera. Gabriele D’Annunzio estaba calvo debido al desinfectante utilizado para tratar una herida en la cabeza recibida en un duelo. El poeta Giuseppe Ungaretti desafió al poeta Massimo Bontempelli. El padre del futurismo Filippo Tommaso Marinetti se enfrentó al crítico literario Charles-Henry Hirsch. Un gran duelista, incluso antes de convertirse en dictador, fue Benito Mussolini. Luchó con el anarquista Libero Merlino, con el socialista Claudio Treves, con el reformista Francesco Ciccotti Scozzese, con el mayor Cristoforo Baseggio, con el periodista Mario Missiroli.

Como se recordó, entre los duelistas más incorregibles estaban los líderes de izquierda. Más la izquierda “burguesa” de radicales y republicanos, salidos de la lucha por la independencia nacional del Risorgimento, que la socialista, en teoría. “¡Pelea de los caballeros” eran llamados los duelos con sarcasmo por el diarío socialista l’Avanti!. Pero esto no le impidió de duelar a su mismo director Leonida Bissolati. “Entre republicanos y clericales la diferencia es enorme: unos han dado la sangre de sus heridas, otros la tinta de sus anatemas”, proclamó, por ejemplo, la “bardo de la democracia” Felice Cavallotti. Él mismo ex “Camisa Roja” de Garibaldi, poeta, dramaturgo, periodista, diputado, incansable y vehemente denunciante de escándalos y corrupción.

 

 

Se decía que Cavallotti había sido considerado una especie de Pannella del siglo XIX, por provocaciones como negarse repetidamente al juramento de lealtad al rey requerido a los parlamentarios. Y luego duelaba. Lo hizo 31 veces, también lo hemos mencionado, y murió a los 55 en el duelo numero 32, el 6 de marzo de 1898. Perforado en la carótida por el periodista de 36 años y diputado conservador Ferruccio Macola: que ya se había enfrentado all socialista Bissolati que había formulado una “modesta propuesta2 de enviar al Regio Ejército a conquistar América del Sur, para solucionar los problemas de la emigración sin romperse la cabeza intentando una difícil expansión colonial contra los duros guerreros etíopes; y que seguirá siendo diputado hasta 1909. Pero luego tendrá un ataque de nervios por remordimientos y en 1910 se quitará la vida con un tiro de pistola. «Un solo golpe de sable mató a dos hombres», comentó el periodista Luigi Lodi, que había presenciado el duelo y que se había hecho amigo de Cavallotti justo después de haberse enfrentado con él a sable.

La historia que se cuenta en este libro concierne a otro líder de izquierda: el republicano Eugenio Chiesa. “Primo” de los republicanos de España, el Partido Republicano italiano tenía, sin embargo, la hostilidad hacia la monarquía y la Iglesia pero también una fuerte impronta nacionalista, ya que era heredero de la izquierda del Resurgimiento (el proceso de unificación italiana) de Giuseppe Mazzini y Giuseppe Garibaldi. Fue esa parte del movimiento nacional a la que no le gustó la solución del Conde de Cavour de construir la unidad nacional mediante una política de expansión del Reino de Cerdeña y de la dinastía Saboya, a pesar de que tenían una constitución liberal y estaban dispuestos a colaborar con los revolucionarios. Una colaboración, sin embargo, que Cavour había jugado en una sabia combinación con el uso del ejército regular, la diplomacia y la búsqueda de alianzas. La Izquierda del Resurgimiento, en cambio, habría querido una Italia construida por una revolución popular que hubiese acabado con los Saboya junto con las otras dinastías.

Además, a los republicanos no les gustaba que la Italia monárquica pareciera haber renunciado a reunir con la Patria también Trento y Trieste, que permanecieron bajo Austria. La Italia de los Saboya, en cambio, se había entregado a una política de expansión colonial que a los republicanos les parecía que no encajaba con los valores de la autodeterminación nacional en la base del Resurgimiento, y por la que se había enfrentado con Francia, aliándose en cambio con Alemania e incluso con aquella. Austria contra la que se había librado la lucha por la independencia nacional.

Por lo tanto, los republicanos querían romper las alianzas con Berlín y Viena, y pactar con París y Londres. También habían organizado los primeros sindicatos y las primeras cooperativas, pero allí pronto se establecieron los socialistas, convirtiéndose rápidamente en el primer partido de la izquierda. Un ala más pragmática también se había separado de los republicanos, dispuesto a aceptar la monarquía si lograba democratizarse. Ese había sido el Partido Radical. El Pri, famoso por el símbolo de una hiedra verde, se había reducido así a una pequeña fuerza, que sin embargo conservaba una masa de seguidores en algunas áreas geográficas: Romagna, Marche, unas zonas de Toscana, Castelli Romani … Un poco como los carlistas en Navarra. Gracias a estas bases el Pri logró sobrevivir, luego de la proclamación de la república también se convirtió en un partido fijo en todos los gobiernos, y gracias a esas bases aún logra tener un mínimo de supervivencia organizativa, incluso después de la crisis que destruyó el sistema tradicional de partidos italiano en 1992-94.

 

 

Eugenio Chiesa era contador de formación. Empleado en una fábrica de juguetes milanesa que luego logró hacerse cargo, diputado en ese colegio de Carrara en el que el Pri además del histórico voto mazziniano también supo captar un poco del anarquista, a su vez atacando la corrupción. Fue también dignatario de la masonería, dos veces secretario del partido. Cabe recordar que el Pri, después de haber intentado incluso en 1914 el levantamiento armado de la Semana Roja, en 1915 habría estado a favor de la guerra contra Austria y Alemania junto a Francia y el Imperio Británico, para recuperar Trento y Trieste.

Durante la Gran Guerra, tras la derrota de Caporetto, Chiesa habría sido llamada al gobierno como ministro de Aeronáutica, en un clima de unidad nacional. Sin embargo, para no jurar lealtad al rey, rechazó el título. El rey Vittorio Emanuele III accedió a una compromiso, por lo que el republicano intransigente pero patriota e irredentista sirvió al gobierno del Reino no como “Ministro”, sino como “Alto Comisionado”, lo que le permitía no jurar.

Más tarde Chiesa estaría en la vanguardia de la denuncia del crimen de Giacomo Matteotti por el fascismo. Obligado al exilio por el fascismo, murió en Normandía en 1930, a la edad de 67 años. Una de sus hijas, Mary Tibaldi Chiesa, fue a su vez deputada del Pri entre 1949 y 1953, además de escritora para niños bastante conocida.

Chiesa siempre había tenido cierto gusto por las peleas. “Al comienzo de su carrera política”, nos recuerda Dell’Arti, «después de haber estado ya varias veces en la cárcel para seguir los sermones mazzinanos del dentista Giuseppe De Natino, el joven Eugenio Chiesa se encontró administrando Italia del Popolo, folleto milanés destinado a estudiantes republicanos, y para fomentar su difusión, prometió a los abonados el homenaje de un garrote, y al año siguiente un silbato de sirena (‘formidablemente utilizado cuando Crispi (=primer ministro particularmente odiado por la izquierda porque después de ser un estrecho colaborador de Garibaldi había aceptado la monarquía, había querido una alianza con Alemania y Austria y la expansión en África y se había convertido en protagonista de duras represiones  llegó a Milán’), y al año siguiente también de unos nudillos de bronce ‘moldeados sobre un magnífico modelo americano’. Sin embargo, a diferencia de muchos colegas, no era un fanático de los duelos. Más bien era un autor valiente de repetidas preguntas e interpelaciones, un diputado que a menudo gritaba y acababa en la sala del tribunal, y en ocasiones incluso uno que daba y recibía golpes.

 

 

Quizás por estas razones se había olvidado esta historia. Pero Giorgio Dell’Arti es, de hecho, un periodista especializado en la búsqueda de cosas insólitas. Colaborador en varias ocasiones de los principales periódicos y semanarios italianos, fue el fundador tanto del Venerdì di Repubblica (https://www.repubblica.it/venerdi/), el semanario de uno de los dos periódicos italianos más importantes; que del Foglio dei Fogli (https://www.ilpost.it/2016/03/11/foglio-del-lunedi/) que en agosto de 1996 fue el primer periódico italiano en publicar, todos los lunes, una antología de los mejores artículos salidos la semana anterior en la prensa nacional. Esa experiencia la retoma hoy con Anteprima ((https://anteprima.news/).   

Dell’Arti dice que esta historía la encontró prácticamente por error. Estaba haciendo una búsqueda en el Corriere della Sera de 1901 durante la cual en el número del 11 de marzo encontró un enorme titular en la portada. “El duelo entre el general Fecia di Cossato y el On. Chiesa”. Misterioso, porque “hasta el 10 de marzo no se mencionó este posible duelo”. Sorpresa, búsquedas frenéticas sin resultado, hasta descubrir que se trataba de un simple error de digitación: en realidad, la historia había aparecido en el periódico del 11 de marzo, no de 1901, sino de 1911. Pero el relato que surgió fue tan intrigante que fue está prácticamente narrado por sí mismo.

Sería una pena estropear demasiado, pero todavía podemos recordar aquí que la historia comienza en 1909, cuando muere el general Tancredi Soletta. Ex Jefe de Estado Mayor del Regio Esercito obligado a dimitir por motivos de salud, cuando como coronel había sido comandante de la fuerza expedicionaria que había ocupado Massawa en Eritrea había tomado curiosamente una posición muy fuerte frente a esa manía de los duelos en teoría prohibidos por la ley pero de hecho ampliamente tolerados. 

Extraña némesis, el enemigo de los duelos dio lugar a un desafío colosal por su relación con Eleonora Füssli: joven y muy atractiva viuda del heredero del gigante alemán Siemens, que también había estado casada con un aristócrata persa, y que era una animadora incansable. en los salones romanos de la Belle Époque. En su ronda de reacciones mundanas, sin embargo, también hubo otras grandes figuras del ejército, como el general y senador Luigi Fecia di Cossato y el sucesor del propio Saletta general Pollio. Una historia de encuentros en los lugares de vacaciones más famosos e intercambios de preciosas antigüedades que enciende la atención de Chiesa. Pro-francés y hostil a la alianza con Alemania y Austria, el líder republicano y futuro Alto Comisionado de la Gran Guerra cree que la viuda es precisamente una espía austro-alemana, que seduce a viejos generales para robarles información confidencial. Chiesa lleva el asunto al Parlamento con una pregunta. El Subsecretario de Guerra se niega a responder, Chiesa se enfurece y ofende a tanta gente que incluso se enfrenta a cinco desafíos de duelo en total. Y la mejor parte es que nunca había tocado un sable en su vida.

 

 

El lector ya sabe que el desafiado se salvará el pellejo, porque entró en el gobierno en 1917. Dejamos la historia de cómo pasará esto a la pluma de Dell’Arti, y los que viven en Roma quizás puedan intentar volver sobre los lugares así vívidamente descritos. Además, quizás todavía haya algunas trattorias de la época.

Después de la Primera Guerra Mundial, los duelos rápidamente pasaron de moda, pero aún en 1947 la esgrima vio al socialista Paolo Treves y al derechista Emilio Patrissi de nuevo como protagonistas. En 1950, el futuro presidente de la república y entonces simple diputado Oscar Luigi Scalfaro fue desafiado a duelo por el esposo de Edith Mingoni Toussan, después de haberla regañado en un restaurante por un escote demasiado generoso. Pero Scalfaro lo ignoró, sin que a nadie le importara que pudiera parecer un cobarde. Y así terminó definitivamente toda una era.