Nuestra amiga común, firmada por Luis Barga, fue la primera novela de Luis de León Barga
(Roma, 1958), conocido periodista cultural que nació en la capital italiana, ciudad donde vivió 20 años y que en gran parte le sirve de escenario para esta su segunda novela, Los durmientes.
El autor es proclive a las tramas frenéticas, algo que demostró con cierta maestría en esa primera novela ambientada en el Madrid cutre y asfixiante del año 74 en agudo contraste con la Barcelona de aquel momento, y que tenía a la heroína como verdadera protagonista de la narración.
Los durmientes es novela de trama más frenética aún si cabe y respira un aire más cosmopolita aunque no menos asfixiante y mucho más terrible. Está reflejada también la transición mediante la inmersión en las memorias de un personaje oscuro, Jaime Monasterio, cuya biografía escribe por encargo Rosa, una historiadora treintañera, pero se extiende hasta la Segunda Guerra Mundial y una trama de oscuros intereses de espionaje internacional donde la traición es norma obligada.
Los durmientes es una novela terriblemente inteligente, es thriller de disposición original por la lucidez misma de la historia que cuenta, donde Rosa, la historiadora sin destino posible, es el detonante capaz de despertar a las bellas durmientes de que están repletos los archivos de los servicios secretos.
Esas memorias actuarán de detonante, una memorias donde Mussolini, Serrano Suñer, Edgar Neville, Dionisio Ridruejo y, luego, ya estamos en la transición, Areilza y Adolfo Suárez aparecen como adecuados personajes del teatro de la Historia.
Jaime Monasterio es un traidor que ha hecho de la delación un arma para luchar contra su frustración, delación que le obliga a relacionarse con una caterva de curiosos personajes que pueblan la Roma de la «dolce vita» y de la España de la transición. Una estupenda novela.
Jaime Monasterio es un traidor que ha hecho de la delación un arma para luchar contra su frustración, delación que le obliga a relacionarse con una caterva de curiosos personajes que pueblan la Roma de la «dolce vita» y de la España de la transición. Una estupenda novela.
(Reseña aparecida en el suplemento cultural de La Vanguardia 3 de octubre 2016)