Escribir siempre ha sido un oficio satisfactorio desde que el mundo es mundo. Hay escritos y registros que han quedado incluso tallados en piedras y otros sellados en pergaminos y otros tantos en papel de arroz. Hoy en el inmenso mundo de la era tecnológica, las nubes, los back up y muchos otros van a parar a las papeleras o quedan simplemente como spams y nunca jamás serán leídos. Escribir es un ejercicio un oficio, en el que se convierte en una tarea del día a día, miles de horas son las que se emplean en esta tarea tan apasionante. ¿Porqué, para qué?
Porque hay situaciones que lo ameritan, necesitan tener registros de lo acontecido. El ejercicio de escribir puede ser muchas veces terapéutico, para crecer, para calmar fieras, dragones, para sanar heridas o simplemente un pasatiempo un cable a tierra un escape. Cartas de amor, canciones, reflexiones, poesías… poner en palabras una situación de rabia, horrible, compleja, una etapa angustiaste dolorosa asfixiantes, despedidas, amores imposibles, amores desgastados, amores tormentosos, tóxicos, amores cibernéticos y hasta amores platónicos. Los hay de todos los sabores y colores.
Lanzamos una convocatoria de «Fotos de baúl» dentro del periodo de pandemia como una alternativa más para pasar el confinamiento y hemos recibido 27 obras de las cuales fueron 15 cuentos, 10 poesías y una yapa que es una canción y un audiocuento. Todos se han inspirado en las tres fotografías propuestas, a muchos les ha gustado la fotografía de la mujer con las piernas cruzadas, de cuerpo escultural que tiene ese aire a Mirta Legrand, de hecho, todos me preguntan si es ella.
¿Una misma imagen puede inspirar a muchas personas? La respuesta es sí. Ninguna historia se parece a la otra, cada uno de los participantes creó su propia historia que se encontró rodeados de distintos personajes, situados en diferentes escenarios y lugares. Todas estas historias fueron por caminos diferentes y vinieron de diferentes lugares de Argentina-Córdoba: La calera, Santa Rosa de Calamuchita, Villa Incor, Santa Mónica, Villa Rumipal, Paraje El Durazno. De Buenos Aires: Chivilcoy, Luján, Balvanera, Hurlingham, Berazategui, Moreno, Avellaneda y Palermo, Santiago del Estero y Rosario Santa Fe; y ese milagro de que la tecnología nos acerca porque otros tanto vienen desde muy lejos: Valparaíso, Chile, Ensenada, Baja California, Coyoácan FD México y Oviedo, España.
Estamos felices, halagados, complacidos y sobre todo agradecidos por todas las obras recibidas en esta Convocatoria.
Originalmente esta convocatoria fotos de baúl surgió por allá por el 2014 cuando un par de fotografías llegan a manos de mi amiga y colega Verónica Meo Laos, escritora y periodista dolorense. Eran fotografías sumamente interesantes por su antigüedad y ese misterio que las encerraba, historias que desconocíamos, ahí germinó la idea de compartirla en redes sociales con amigos y amigos de nuestros amigos y todos aquellos que tuvieran interés en recrear historias.
Cuento: Fabiola Sánchez Palacios, Leandro Blas, Cecilia Eloísa Cardinali, Alicia Arias, Luciana Bornand, Alicia Digón, Ezequiel Rossito, Norma Barreiro, Ramiro Padilla Atondo, Ana María Makarow, Isabel Pisani, Alejandro Céspedes, Gloria Barreiro, Ricardo Lewitan.
Poesía: Eugenia Páez, Lucas Damián Cortiana, G.H.R., Flor Barrios, Máximo Ramón Murúa, Juan Ceconello, Leonardo Patricio Miguel, Jorge Daniel Dadourian, Adrián Alejandro Sierra Ríos e Iván Quezada.
Canción: Fernando Christian Rodríguez
Audiocuento: Ramiro Padilla Atondo