Di questo sono fatti gli aerei. Storie e persone con le ali.  “De esto están hechos los aviones. Historias y personas con alas”. La primera historia está dedicada a Howard Hughes: un magnate genial que también sabía pilotar pero que era particularmente presuntuoso, y por lo tanto, cuando quizo probar el primer vuelo civil del Constelación Lockheed «Connie», casi lo estrelló. El último es para Mario Visintini: un as de caza italiano durante la Segunda Guerra Mundial que se especializó en salvar a sus colegas, incluso a los enemigos en peligro en las circunstancias más atrevidas y espectaculares, y de este modo terminó con su vida.

Pero también están las hazañas de héroe de Clark Gable en la Segunda Guerra Mundial, y el primer piloto italiano que voló por desobediencia. El artillero de hidroaviones italiano que derribaba más aviones de muchos pilotos de caza, y el sastre francés que se suicidó saltando desde la Torre Eiffel con un prototipo de paracaídas que no funcionó. El industrial textil inglés que intentó hacer volar un avión en 1848 y de todos modos inventó el túnel de viento, y el Zeppelin que bombardeó Nápoles. El piloto italiano que fue a pelear en Finlandia, y el avión alemán que anticipó en medio siglo el modelo Stealth. El primer avión que rompió la barrera del sonido, y el piloto belga que desvió un V1 con un “codo”. El primo del Barón Rojo que bombardeó Guernica y el piloto esloveno-italiano que luchó en el escuadrón de Malraux de los republicanos españoles. Y muchas otras historias.

Todo esto lo cuenta Beppe Braga: un periodista boloñés nacido en 1963 que, además de escribir libros y en diversos periódicos, también ha sido piloto y músico. A esta última vocación se debe al hecho de que, como lo relata en su biografía, «vive en los suburbios del noreste de Milán con varias guitarras»: además de una Harley-Davidson blanca, tres gatos siberianos y diez variedades diferentes de rosas. Al ser periodista y piloto al mismo tiempo, fue el director de una revista mensual llamada Volare, en la que durante nueve años mantuvo una columna que hablaba de este tipo de personas. “Una revista que ya no existe, como casi todos los soñadores, los genios, los contadores, y los idiotas que escribíamos sobre ello”, explica.

Giuseppe Braga

“El destino de los hombres, el destino de las cosas. Cincuenta y dos historias, cuatro por cada mes, de hechos y personajes que justamente en ese mes vivieron los acontecimientos que narramos. Las historias son verdaderas, los personajes y contextos también. Algunos se hicieron famosos, alguien hizo historia, la mayoría se perdió en los callejones transparente de las noticias. Pero, en nuestra opinión, todos, de manera especial, le dierón sentido a la aventura de nuestras frágiles especies en el mundo», afirma.

Braga explica que después de haber sido él mismo un animista y luego “enfermo de antropomorfismo”, finalmente descubrió que “ningún avión tiene alma. Es una máquina. Aceites, tornillos (que, entre otras cosas, se desatornillan), lona, ​​madera, aluminio (que entre otras cosas florece), ruedas (que entre otras cosas se rompen), frenos que apestan, y muchas otras cosas y cositas mágicas que de repente no funcionan. Todos materiales inertes. Un avión en la pista, mirándolo desde lejos, se convierte en otro objeto tragado por el horizonte, como las piedras en la pista, como la pista».

Pero el avión adquiere su dignidad cuando se descubre que representa el aliento vital del ingenio humano. “La fuerza motriz del sueño. El marcador de cuánto puede ser obstinado un ser vivo, también y sobre todo ante lo improbable. El testimonio de su estupidez ciega «. Y este libro está dedicado a este ingenio como una “oración laica».

 

 

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