La traición, la frustración, la humillación, la pérdida, el dolor se entrelazan en esta novela con la satisfacción, la lealtad, la amistad, el sexo, la diversión y el amor. Por encima de todo una pasión por la vida que no siempre logra abrirse camino. Y como fondo, como escenario, como paisaje por el que deambula la trama: la pintura.
El color de tu nombre está escrita con una corrección exquisita, que huye de alardes barrocos y destila la composición del texto hasta dejarlo convertido en un licor con mucho cuerpo, pero sin adornos superfluos. Ara de Haro maneja un amplio repertorio de recursos y lo hace, sin estridencias, sin arrogancia, sin pretender mostrar esa capacidad literaria que le caracteriza. Todo lo contrario, los emplea con el único objetivo de ponerlos a disposición de las dos protagonistas. Nieves y Kay.
Consigue la autora que las dos mujeres nos muestren sus emociones de forma cristalina y hace que la historia que nos quieren contar se despliegue ante los ojos del lector con agilidad. Como cuando convierte a la joven Kay en una rosa en el jardín abandonado en el que transcurren sus primeros pasos, o como esa vía de tren que marca la existencia de todos los que la rodean en su infancia. Pequeñas píldoras de genialidad que encajan tan bien en el fluir de la narración, que pasan desapercibidas y eso es un síntoma inequívoco del trabajo que sin duda debió llevar a la autora armarlas.
Me aventuro a pensar que la estructura escogida para la novela es fruto de una profunda reflexión. Entramos en las primeras páginas de El color de tu nombre llevándonos la impresión de que nos va a ofrecer dos historias. Dos historias que crecerán en paralelo, a años luz una de la otra. Nada más lejos de la realidad. Sin darnos cuenta, las líneas paralelas comienzan a buscar un punto de fuga, el siguiente paso de esas líneas rectas convergentes es volverse curvas sinuosas, que sin previo aviso empiezan a entrelazarse para tejer una única historia. Es la propia Nieves la que se da cuenta “estas líneas no pertenecen propiamente a la historia de Kay. Comprendo que otra historia se está gestando”. La novela alterna de este modo dos voces que se van sucediendo en capítulos cortos que dotan a la narración de mucha fluidez. Aparece así un nuevo componente de reflexión. La forma en que Nieves y Kay captan lo que la otra les explica no es independiente de su propio estado anímico. Por eso necesitamos conocer a Nieves tanto como a Kay. Conocer a esas dos mujeres que navegan entre convencionalismos, sociedades patriarcales y clasistas para tratar de ser ellas mismas.

Lee Krasner en su estudio
Al menos de cuando en cuando. En palabras de la propia autora nos encontramos con “una mujer que llevaba luto por su propia vida perdida, que quiere vivir algo por persona interpuesta” y otra que “nunca había utilizado su juventud como refugio, más bien como arma y que en su vejez logra volver a sentirse mujer y no una protesta, un dolor, un vestido o un argumento”.
Pero Ara de Haro no se limita a contarnos dos vidas, va más allá. Nos describe dos mundos. Un mundo, el de inicios y mediados del siglo veinte en Nueva York, en el que los caminos no estaban trazados, en el que la gente debía ser valiente y a cambio podía labrarse un camino. Su camino. Frente a este, otro mundo, el de final del mismo siglo en un Madrid, en el que empieza a desplegarse una sociedad moderna y estructurada. Una sociedad que produce seres acomodados con el único afán de cumplir lo que se espera de ellos. Como dice la propia Kay, “seres que no tienen valor de averiguar lo que quieren o lo que temen” que no quieren conocer la verdad, porque “la verdad es limpia y fría como el Ártico y no todos pueden sobrevivir a esas temperaturas”.
Una historia que habla de mujeres que buscan su lugar en le mundo. Que luchan contra lo que la sociedad espera de ellas y contra sus propias contradicciones. Eso nos cuentan sus protagonistas en El color de tu nombre, pero lo hacen en sentido inverso. Una desde la infancia hacia el ocaso de su vida, la otra desde una vida en un ocaso prematuro hacia una nueva vida. Una evolución psicológica de los personajes muy bien trabajada por la autora, que nos acaba mostrando a dos mujeres atrapadas por una misma pasión. Una pasión que una descubrió en la niñez y que la otra descubre, casi de improviso, en la madurez. La pasión por el arte, como una manifestación de la pasión por la vida.
Ara de Haro (pseudónimo literario de la profesora universitaria de Historia del Arte, Amparo Serrano de Haro) ha escrito distintas novelas, libros de cuentos y biografías. Aunque es española, su infancia transcurrió entre Nueva York y París. Esta es su quinta novela, en cuyo retrato, claramente intuido, pero voluntariamente inexacto, de una pintora que se parece a Lee Krasner, confluyen cuestiones vitales y culturales que atañen a la identidad femenina y su relación con la creación.
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