En este delicioso libro del bibliófilo y bibliotecario italiano Massimo Gatta “El desorden de los libros”, bien traducido por Amelia Pérez de Villar (Fórcola) se preconiza una alegre anarquía con los libros de nuestra biblioteca, siempre y cuando superen los diez mil, pues como indica en su prologo Luigi Macheroni, por menos de esa cifra mejor dedicarse a la filatelia.

Pero boutades aparte,  y aunque se tengan menos , incluso doscientos, “El desorden de los libros” reconforta a los comunes mortales que siempre andamos mancos de espacio y tiempo para ordenarlos. Además, es una exposición muy divertida de este profesor universitario sobre la necesaria desorganización de las bibliotecas, lo que suele ser bastante corriente. Pero vayamos por partes.

Gatta sostiene que ordenar una biblioteca, al menos privada, es imposible. No le falta razón y la lucha por mantenerla en orden, como todos los amantes de los libros sabemos bien, exige el mismo esfuerzo que hacer frente al avance de la vegetación en una jungla tropical. Por las fotos que aparecen en el libro comprendemos que Gatta se ha rendido sin condiciones al caos. En las estanterías de su estudio los libros se amontonan sobre las baldas y en el suelo.

No sé si para descargar el sentimiento de culpa por tamaño desorden o, por el contrario, para hacer prosélitos para su causa,  Gatta nos habla de otras legendarias bibliotecas  desde la antigüedad hasta nuestros días donde ocurría algo parecido a la suya.

El planteamiento de Gatta coincide con el de Carl Gustav Jung cuando afirmaba que «en todo caos hay un cosmos y en todo desorden un orden secreto». Gatta no menciona a Jung pero si al sistema de ordenamiento implantado por Melvil Dewey en el siglo XIX. Utilizado en la mayoría de las bibliotecas públicas, Gatta dice que no resulta práctico para las librerías personales por su excesivo burocratismo.  

 

Massimo Gatta

 

De este modo repasamos los diversos tipos de ordenación con la esperanza de encontrar alguna milagrosa para nuestra biblioteca, pero siempre nos movemos en las mismas coordenadas: orden alfabético por autores, temas, geografía, editoriales, tiempo histórico… o también los partidarios del aquí te pillo y aquí te mato, o sea, libro leído y olvidado en algún recoveco.

De las distintas opiniones que se citan no faltan grandes bibliófilos como el editor italiano Roberto Calasso (tenía unos 50.000 volúmenes), que explicó en un texto escrito que la ordenación de una biblioteca era, en algún modo, un problema metafísico. En la misma línea, Jorge Luis Borges imaginó una biblioteca que sería una reordenación utópica del universo. Pero de tan perfecta que sería nunca podría existir. Ya lo hemos dicho: no existe un método definitivo.

Pero el bibliófilo intenta poner orden al crecimiento descontrolado de volúmenes, aunque solo sea para sentir la satisfacción de pasar revista a las estanterías con los libros alineados como un regimiento prusiano. Sin embargo, Gatta insiste en no robar tiempo a la lectura en favor del orden y aboga porque el desorden natural de los libros haga su trabajo. Incluso aunque solo sea para redescubrir el placer de encontrar lo que se daba por perdido. Sólo le falta afirmar, como escribió el escritor húngaro Sandor Marai, que cualquier orden exterior intenta disfrazar un desorden interior.

Confundidos y divertidos a la par, sonreímos y miramos nuestra biblioteca sintiéndonos unos ordenancistas, aunque tampoco tenemos diez mil libros o más. Pero un cierto escepticismo nos asalta por experiencia propia a la hora de apostar por el desorden.

El epílogo de José Luis Melero nos devuelve la razón al advertirnos que el orden es necesario si queremos disfrutar de una biblioteca operativa y que sirva para poner en practica: “la única razón de ser que tienen los libros: su lectura”.  El argumento mas convincente que cita Melero en boca de Fernando Savater es que el precio del desorden es verte obligado a comprar de nuevo un libro que ya tienes. En definitiva, como dijo el escritor francés Paul Claudel, estamos de acuerdo en que «el orden es el placer de la razón; pero el desorden es el deleite de la imaginación».

 

 

https://www.todostuslibros.com/libros/el-desorden-de-los-libros_978-84-17425-02-9

 

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